Foto: Ana Astrada

El artista y diseñador inaugura Río III, una muestra compuesta por 25 grafitos, inspirados en parte en la ciudad cordobesa de Embalse /Río III, donde se emplaza una central nuclear. Entrevistado por Zibilia habló de los orígenes de esa atracción, en su niñez; de su labor como diseñador de algunas portadas emblemáticas del rock y el indie local; de su pasión por el arte callejero y su trabajo en revista legendarias, entre otras cuestiones.

¿Ezequiel Black es un artista visual? Sí, pero también podrían caberle los de artista gráfico, diseñador y curador. En el rock ha dejado profundas señas en un centenar de portadas de discos de la escena independiente y el mainstream, como en ocasión del regreso de Los Fabulosos Cadillacs. También destacan sus tapas para revistas inolvidables como El Teje -referencial LGTBIQ- y Plan V -joyita autogestiva-, y un notorio trabajo como curador de muestras y talleres de reinserción a través del arte callejero.

Su exposición Río III no refiere a la localidad cordobesa del atentado en la ruta de las armas de Croacia, sino a otra, Embalse / Río III. De todos modos resulta enigmático que la muestra lleve ese nombre. ¿Cuál es el vínculo de Ezequiel con la Central Nuclear y asiento de las colonias de vacaciones del peronismo? ¿Hay algún link más hacia la provincia mediterránea? Develemos las pistas juntos en esta entrevista en la que Black se explaya sin vueltas y con atractiva locuacidad.

Fantasías en la era Nuclear

Río III lleva a pensar que naciste en una localidad cordobesa o ha sido el sitio de vacaciones familiar.

Nací en Capital, soy porteño, hijo de una madre cordobesa y padre porteño. Perdón, en realidad mi madre nació en Capital, pero toda su familia es de Córdoba capital. De ahí viene mi pasión por Córdoba. Y también el nombre de la muestra tiene que ver con eso. Mi abuelo, que ya murió, dejó una casa en Embalse / Río III, a 200 metros de la Central Nuclear. De hecho recientemente presenté a un fondo un proyecto sobre esa ciudad. Y si no sale, lo voy a hacer igual porque me parece una divinura.

Central Eléctrica Foto: Catalina Romero

Una de las obras de esta muestra es la Central Nuclear. Un día, reflexionando sobre mi infancia, me di cuenta de que Embalse es un pueblo que contiene las pugnas políticas del país en su arquitectura, en su urbanismo. Y me encanta ese simbolismo, desde la construcción del embalse y la posterior construcción de la Central Nuclear. Después vino el peronismo para hacer todos los hoteles, vacaciones para los sindicatos y demás. Y más tarde la decadencia de esos hoteles, el posterior intento por renovar algunos. Y tenés toda la arquitectura muy similar a Chapadmalal. Entonces en ese lugar hay intentos modernizadores, ideales de futuro, después la decadencia…

Hasta los 20 años me pasé todos los veranos en Embalse. Y es literal: en la casa de mi abuelo hay una suerte de pequeña sierra y está la Central bien cerca. A la noche se escucha desde el altoparlante lo que sucede ahí. Cuando vos nacés o vivís en un lugar, no te das cuenta de la particularidad de los entornos. Si vivís cerca del Obelisco, lo naturalizás. Y cuando ya tenía 18 años y empecé a ir con amigos decía: “no entiendo, la Central Nuclear está ahí tan cerca, es raro, a 50 metros”.

Central Nuclear Foto: Catalina Romero

¿Nunca pensaste en la radiación?

En nada. De hecho el lago, es un lago caliente. Porque la Central devuelve el agua a unos grados más, pero es totalmente familiar.

Cuando referís a tu abuelo, ¿es tu abuelo materno?

Sí, el padre de mi madre. Y de hecho tengo familia allá, en Villa del Dique y la ciudad de Córdoba.

La música del mañana

En relación a las artes visuales, ¿tenés un recuerdo de niño con lápices de colores, alguna intención por el dibujo?

Creo que en realidad devine artista. Porque de chico no me vibraba por ahí, me acuerdo que de niño mi relación tenía que ver mucho con el rock. Mi intención era ser diseñador de discos, primero quería ser músico pero me fui derivando al mundo de las imágenes en la música. Y lo que empezó a suceder...una vez que empezás a poner en acto lo que de chico soñabas, se empieza a mover el deseo. Me imagino que a los músicos les debe pasar lo mismo. Y ahí empecé a encontrar algo de expresión más personal.

Mi aproximación a la creación con imágenes empezó por ese lado, mi fantasía. Cuando hice un listado de los discos que diseñé…¡son casi 100! Bueno, 93 discos, de los cuales estuve involucrado de 0 a 100 en todo el proceso. Con bandas más o menos grandes y mucho del indie.

¿Y recordás las primeras?

La primera fue Deslízate naranja de Bicicletas. Después armé el Silencio de las cosas para Juan Stewart y de ahí empecé a laburar con el sello Estamos Felices. Seguí con Juan, armé los discos de El Robot Bajo El Agua.

  • El silencio de las cosas, de Juan Stewart
  • Deslízate naranja, de Bicicletas

La cura está en la calle

¿Y tu relación con el arte callejero?

Yo diseñaba la revista Plan V, y ahí escribía de arte Maxi Jacoby. Y Maxi era Curador del espacio de arte del Rojas. Y en Plan V -mirá como se hilvana todo-, yo utilizaba obra de ilustradores que venían del street art. Porque en 2004, 2005 era muy fuerte la movida. Y una de las cosas que queríamos que tuviera esa revista era un diálogo con lo contemporáneo. Cuando vos la abrías había mucho stencil, graffitis...la ilustración venía de la calle. Y eso me parecía interesante a nivel estético.

De ahí conocía a los chicos de Buenos Aires Stencil, a Pum Pum, Nasa, los chicos de Doma, etcétera. Y algo que sucedía en aquel momento es que, por un lado estaba el street art, por el otro, las artes más académicas, el arte contemporáneo y demás, pero no había un diálogo muy fluido en aquel momento. Y decía “qué raro esto”. Tenía un proyecto, quería armar algo. Cuando Maxi empieza a trabajar le digo: “¿por qué no metés en el Rojas esto?”...Y me respondió “bueno, hagámoslo juntos”. Armamos la curaduría de la muestra en el Rojas. Creo que fue 2007. Y explotó de prensa, fue raro. Me acuerdo que Página 12 nos hizo una entrevista re larga que decía “la reivindicación oficial del graffiti”, que era como ¡wow! Era la UBA, tampoco era la “oficialización” en sentido taxativo.

Esa muestra disparó una serie de muestras. Hicimos un proyecto que se llamó El Rojas fuera del Rojas, en diferentes villas de la ciudad de Buenos Aires, con pibes que estaban en talleres de prevención de la reincidencia. Se empezaron a hacer capacitaciones y pintar murales dentro de las villas en conjunto con artistas. Y ahí empecé a tener una relación fluida con el Rojas y con la gente del Rojas. Estuvimos en la 1.11.14, en la Villa 31, en la de Barracas.

Foto: Teófilo Riadigos

El arte de tejer rebelión

¿Al mismo tiempo trabajabas en la revista El Teje?

En ese momento se empieza a gestar El Teje, con María Moreno, Marlene Wayar y Paula Viturro. Era un taller de capacitación en periodismo para personas trans, sobre todo aquellas vinculadas al mundo de la prostitución, para brindarles herramientas, generar una voz propia, construir una identidad. Y estaban buscando un diseñador y como yo estaba laburando por ahí me convocaron. Al principio era un poco más externo, porque me juntaba sólo con María, Naty Menstrual y Marlene, pero después me empecé a meter como un virus, porque me empezó a gustar cada vez más y no me podían sacar.

Estaba como aferrado, iba a todos los talleres, después empecé a darle forma a la revista con Marlene, Emilio Ruchansky y Alejandra Dandán. Y eso fueron varios años, salieron siete números. Fue divino porque mezclaba...es esa especie de espacio gris entre lo que era el diseño gráfico pero a la vez con un compromiso y un activismo político, y con impacto social. Asimismo impregnaba una estética, interpelaba al público, justo donde me parece que el diseño gráfico empieza a tener potencia. No estar solamente al servicio de la venta de un producto sino a generar ideas, disparadores, pensamientos, discusiones.

Cueva bajo al glaciar Foto: Vicky Polak

Plan V también era un generador de contenido revelador desde otro ángulo: había entrevistas a referentes de la política global como Michel Maffesoli y Toni Negri. Además de hablar de escenas, venía con un CD, era una revista muy preciada, con portadas sarpadas.

Lo que tenían de divinos esos artes era que en ese momento estaba obsesionado con...primero con la calle. Por eso es que me he vinculado mucho con el arte callejero y después con el escáner. Me gustaba mucho tomar elementos del mundo real: césped, bichos, pastos, piedras, un bife. ¡Puse un bife en el escáner! Me gustaba mucho tomar elementos del mundo real, escanearlos, recontextualizarlos y generar esa cosa como de algo raro y trabajarlo como un objeto.

Anarco la disco

Hay mucha data sobre tu itinerario artístico. ¿Hay algo que quieras destacar esencialmente en esa vía? Tengo presente una muestra con una bola de espejos.

De niño te querés morir y -por lo menos a mí- después me fue moviendo la vida. Y una de esas frases que me pegó fue “Estado de Weekend”, de los Demonios de Tasmania. Me parecía que tenía que ver con la esencia de la nocturnidad, la nightlife, la excitación, la pastilla, el boliche digamos. Y esa muestra la hice toda con materiales de la bola de espejos. Y un día, laburando acá, haciendo una especie de maqueta, con la tipografía, entra un haz de luz y se me ilumina todo el taller. Porque refleja, lógicamente, como cualquier bola de boliche. Y de repente fue…¿qué pasa acá? Y ahí me doy cuenta de que podía trabajar una idea sin que necesariamente esté presente la tipografía. Porque con los materiales ya estoy contando algo de eso.

Ahí generé una serie de maquetas con lugares que son como pequeñas ciudades, islas, o recorridos, y todo con telgopor y espejos, y espejitos. Puedo dejar de usar la tipografía para que esto mismo connote lo que yo quiero decir. También noté cómo son los materiales, ahí me copé. Después de cuatro años de maqueta maqueta devino en...bueno, lo que pasa con el otro lado de la noche. Te pasás del alcohol y tenés que vomitar, te pasás de falopa y no podés dormir.

Quedás roto.

Estás dos días tirado. Y ahí salió la oportunidad de hacer una instalación en una galería que se inauguraba en diciembre, pero quedaba todo enero montada. Cerrada, pero daba al Patio del Liceo, entonces se podía ver. Se llamaba Felices Fiestas y estaba la bola reventada contra el piso. Y como estaba cerrado, no se terminaba de entender si se les cayó o no.

Políptico vegetal 1

La magia del ByN

Volviendo a Río III, tiene la particularidad de que son obras en grafito sobre papel, en total 25. ¿Hay colores?

No, es todo blanco y negro. Creo que tengo algo muy metódico, es muy taurino en ese sentido. Empecé a trabajar la idea de la cueva. La cueva parece una imagen que no termina de ser profundidad, no termina de ser superficie, pero es un intermedio entre las dos. Hay una especie de tensión entre lo que está arriba y lo que está abajo. Hice una que era muy rectilínea, entonces precisaba hacer una más plana, que sea más blanda, después necesitaba hacer algo más grande y ahí tiré un poco del ovillo como para desanudar un poco. Y siempre pensé que mi próximo proyecto iba a estar lleno de color. Ahora necesito pasar por esto para llegar a lo otro. Como que todo es paso a paso.

  • Políptico vegetal 3
  • Políptico vegetal 4


Y como complemento de las obras están las intervenciones. Está Monoto…

Sí, en la inauguración está Monoto Grimaldi, ex bajista de Miranda, y actual Club Cairo. El segundo evento es con un artista que se llama David Naón, toca también. Lo que vamos a ver es cuánto ellos se animan a avanzar sobre eso. El lugar está abierto y la idea es que mirando las obras, armen una playlist o sean djs, o avancen más. A mí me gustaría que avancen más, pero no puedo obligar a nadie. Y el último día cierra Bicicletas, pero lo de Bicis va a ser un vivo, van a estar tocando. La idea es que desde las 19 a las 21.30 estén ellos ambientando sonoramente el lugar, y no exista el concepto de escenario. ¡Vengan a todas!