Obras plásticas y literatura se comunican de manera especial en Tiempo Dorado y Fondo Blanco. Hablamos con la artista quien además de contarnos sobre la muestra, habló de cómo conserva su obra, de su rol de docente y mucho más.

Adentrarse en Casa Safiras durante el mes de diciembre es introducirse en el universo múltiple de Tamara Domenech. La escritora, artista, docente, poeta y comunicadora ideó Tiempo Dorado & Fondo Blanco, una muestra en la cual expone material producido por Ediciones Presente y cuadros de su autoría. 

En la habitación de la derecha se exponen las obras visuales de Tamara. Allí, los materiales se mixturan para generar totalidades armónicas. La autora armó esta sala con la ayuda de Cristina Schiavi, quien auspició de curadora y trabajó con la premisa de que los colores sean los verdaderos protagonistas. 

La sala de la izquierda es habitada por textos de Presente. Esta editorial, como indica un cartel pegado en la pared, reivindica la acción de regalar y la importancia de las sorpresas para la vida. En sintonía con el concepto festivo, algunos de los textos están enmarcados en papel de regalo y otros envueltos. Además, en el medio de la sala, irrumpen desde el techo hojas con producciones sostenidas por moños de regalo. Si algo llama la atención en esa escena son unos globos colgados en el fondo, en la superficie de los cuales se lee: “poema”. Por dentro, contienen papelitos apenas visibles para el espectador. “Ahí hay escritas palabras. La idea surgió de un ejercicio corporal realizado con chicos de cuatro años. Ellos no sabían escribir, asique me dictaban y yo copiaba”, develó Tamara en una charla con Revista Zibilia, y adelantó que el 21 de diciembre, durante el evento de lectura de poesías que se realizará a las 20, van a pinchar los globos. “Es interesante ver que al perder algo hermoso y efímero, uno se puede quedar con la palabra”, definió la autora. 

Esta actividad será la tercera que realiza la artista en mes. Ya pasaron la presentación de la plataforma Tiempo Dorado y la de su más reciente novela, En tu día. Para el 21, predijo un cierre muy especial con la presentación de libros de tres poetas: Misael Castillo, Victoria Alcala y Sebastián Muzzio. Además, habrá una charla con la presencia de la artista visual y fotógrafa Sol Arrese y el docente y artista Lanfranco Ezpeleta, para conversar sobre los distintos proyectos que desarrollaron junto a Tamara.

¿Cómo ideaste esta muestra que conjuga diversas expresiones artísticas?

Trabajé de una manera que permita la comunicación entre distintas disciplinas para buscar lo más interesante: crear condiciones de posibilidad para que pase algo que no sabemos. 

Me doy el gusto de intentar generar algo como eso después de haber pasado por muchas instancias de códigos muy cerrados como exámenes o finales. Pero me doy cuenta que fueron necesarias para poder pensar otras alternativas. Entonces, me pregunto cómo se podría conocer a partir de otros métodos. ¿Cómo es conjugar la comunicación con el arte y otras ciencias sociales? Cuando uno se cierra sobre una sola disciplina se pierde la posibilidad de conocer otros enfoques, otros puntos de vista a partir de los cuales observar las cosas que nos atraviesan. Abriéndonos a otros sujetos sociales nuestra mirada se vuelva más profunda y menos soberbia.  

Es decir que el espectador tiene un papel muy importante... 

Es fundamental. Una obra se completa con la mirada de un receptor. Uno puede hacer cosas, tenerlas guardadas y sentirse protegido de las miradas del otro. Pero, para mi, es importante mostrar lo que hago. Sobre todo porque utilizo distintos procedimientos de creación. En especial en el proyecto de Ediciones Presente. Entonces, era valioso dar a conocer la conjunción de esas estrategias diversas. El arte se completa cuando sale del taller, el ordenador o del estudio y eso, a la vez, es lo más complejo. 

Lo que mostrás ahora es el trabajo de tus últimos 11 años. ¿Cómo lo mantenés cuando no está en exposición?

Soy bastante obsesiva con el orden. Hay muchas personas que me cargan, pero sino sería imposible. Tengo todo perfectamente archivado y guardado. A veces se complica crear porque todo espacio es acotado y se llena de obras. Eso me está pasando en este momento. Por eso decidí crear la plataforma Tiempo Dorado. Conviví durante 11 años con esas producciones, sumado a los libros y cuadros. Es como si uno se fuese tapando de cosas y no hay espacio vacío para que aparezcan otras nuevas.

¿Cómo fue la decisión de crear esta plataforma donde la gente pueda acceder de forma gratuita a tus obras?

Fueron once años de creación y un año de armado, diseño y compaginación del sitio. Ponerle un precio era complicado porque no pienso la literatura en esos términos. Por otro lado, tener que buscar una editorial o presentarme a una beca es un camino engorroso que no se relaciona con el placer de escribir. Quise crear una plataforma que se adecúe a mi forma de vivir la literatura. Que no haya un primer momento romántico y agradable de escritura y, después, pase a algo tortuoso. Con Tiempo Dorado puedo seguir el movimiento de este animal salvaje, que es la escritura, y permitir que continúe su camino libremente. Fue decir: “Quiero que esto sea agradable desde el principio hasta el fin”. Porque yo no lucro con la literatura. Vivo de dar clases, no de la venta de libros.

¿Cómo organizan lo económico en Ediciones Presente? Porque el papel, las impresiones, todo tiene un precio… 

La editorial existe desde el año 2009. Yo financié, hasta el año pasado, todos los libros que edité. Recién este año le propuse a los autores hacer co-edición por la crisis económica. Pero, la creación de todos esos libros nos permitió crear múltiples sentido que están sobre el valor económico. Por ejemplo, hay un libro que se llama “Literatura y maternidad”, creado hace 5 años, cuando no existían tantas comunidades virtuales y el tema era vivido puertas adentro. 

Otro ejemplo son “Duraremos más que el tiempo” y “Disfraz”, que editamos junto con Lanfranco Ezpeleta, quien es docente y artista. Lo que hicimos fue convocar a estudiantes de distintas escuelas de Villa Caraza para que sean productores de sentido. Es interesante preguntarnos: ¿Cuáles son los libros producidos por los estudiantes? No aquellos en los que uno puede leer sobre los estudiantes. Los estudiantes en primera persona. Lo mismo con otras temáticas: las madres, los niños, los obreros o los ancianos en primera persona. Que sus voces no sean mediatizadas o dichas por otros. Probablemente esto no tenga un valor comercial. Pero hay otros valores que tienen que ver con lo que uno piensa y espera de la vida. 

Sos docente, ¿Cómo ponés en práctica estas reflexiones?

Las posibilidades se abren cuando uno interpela al estudiante invitándolo a crear algo que trasciende las aulas. Un libro, por ejemplo. Porque un problema que tenemos los docentes es que muchas veces hacemos ejercicios y, cuando llega fin de año, los chicos agarran todas las hojas y las tiran a la basura. 

Lo interesante es generar condiciones para que los sujetos dialoguen con las voces de sus pares, de sus contemporáneos y, también, con las de quienes los antecedieron. Porque, para estar en el presente, hay que saber sobre el pasado. Sino la voz se empobrece. El “yo poético” es como el paladar: si siempre probamos lo mismo, es pobre. 

Hace poco di una clase en la que les pregunté a los estudiantes qué guardarían en una caja donde ponen los recuerdos que aman. Y nadie guardaba nada de la escuela. Yo me pregunto: “¿Cómo puede ser que en todos los años de enseñanza obligatoria hayamos amado tan poco?”. Ahí tenemos muchos datos para pensar. ¿Queremos dar clases para que tiren todo a fin de año?, ¿Vamos a perder el tiempo de la peor manera: matándolo? Porque podríamos perder el tiempo ganándolo. Tener voz y ser protagonistas de nuestra historia es ganar el tiempo perdido.