Casi guionado por Chuck Palahniuk, Real Self te recibe con un audio que, entre otras indicaciones te pide que no hables de la experiencia con otras personas y que no hables una vez que haya comenzado. Algo así como un club de la pelea donde el eje está en liberarse a través del anonimato. 

Al mejor estilo “what happens in Vegas stays in Vegas”, esos 75 minutos son confidenciales. Entonces, con tanto preámbulo, la ansiedad empieza a hacer su trabajo. ¿Con qué me puedo encontrar? ¿Una fiesta? ¿Una orgía? ¿Una pelea sangrienta? ¿Un juego descarnado de esos que le gusta mostrar a Netflix? La tensión crece cuando te piden que te pares delante de un box y dejes tu celular, tu riñonera y que te saques el abrigo. Cuando, mientras un reloj comienza una cuenta regresiva, tenés que ponerte un traje blanco, botas, guantes y una máscara.

Ahora bien, "Real Self Experience" abre las puertas para que entres a otra sala. Ahí, ya sos igual a todos y todos son iguales a vos. Podés separarte de la persona con la que llegaste y mezclarte entre otros, aunque nadie sepa que te estás mezclando. Acá, según prometen, podes ser vos porque nadie sabe que sos vos. Ya lo predijo Alejandro Sanz (y perdón por la cita): “cuando nadie me ve, puedo ser o no ser”. 

Mientras espero a que pase algo, pienso: ¿Qué cosa que quiero hacer está limitada por mí cara, por la vergüenza, por el qué dirán? Me respondí, lo más sinceramente que pude, que no tenía respuesta. Que me dejaría sorprender.

Alerta Spoiler a continuación.

Los reflectores se encienden y una voz estilo Gran Hermano invita a recorrer el espacio. Después, comienzan a dividir al grupo por preguntas. Las respuestas afirmativas deben moverse donde marca la luz. Allí, podés reunirte con otros que pasan lo mismo: desde identificación sexual y deseos, hasta historias de abuso y depresión. Y, aunque no sepas quiénes son, te sentís acompañado. Hasta este momento, "Real Self" se parece a un club anónimo de autoayuda.

Cuando terminan las preguntas, las consignas parecen coquetear con la sensualidad. Te invitan a mirarte a los ojos, a acariciarte, a caminar de la mano, a bailar, a acercarte a un círculo si querés que te toquen. Sobre el final todo es saltar, bailar, abrazar, ocupar el espacio. 

Fin de Spoiler.

Por momentos la experiencia se vuelve oscura. Pero parece ser un oasis en el camino de las personas más retraídas, que no encuentran cómo expresarse. Para aquellos que necesitan sacarse un peso de encima para contar su verdad sin hablar y liberar el cuerpo. 

En tiempos de vivir con el celular pegado a la mano; viendo qué hacen otros, cómo lo hacen y cuán felices son; mostrando cada centímetro de nuestro día a día para recibir likes: "Real Self" te propone disfrutar solo con y para vos, acompañado ocasionalmente por un ignoto que también quiera bailar o abrazarse. Borramos nuestras caras para hacer una especie de clase de improvisación corporal. Donde recorrés el espacio, caminás como mono, bailás extasiado y componés en base a lo que te propone el otro cuerpo. 

Pero, ¿es saltar, bailar o responder una consigna bajo una luz, ser vos mismo? Si no podés hablar, si las preguntas están seleccionadas y las respuestas son dicotómicas, si tenés que seguir órdenes constantemente ¿estás siendo vos? Tus elecciones de ropa, estilo, tu pelo, tu voz ¿no es quien sos realmente? Acá, la propuesta se vuelve chata, sin situaciones que estimulen los sentidos y la inmersión.

La experiencia te propone ocultar tu exterior para liberar el interior. Pero la única forma es acatando con sumisión. Mi opinión como parte de la experiencia, es que es un oximorón creer que podemos ser nosotros mismos si somos llamados a obedecer en silencio, desde el anonimato y si nos arrebatan nuestra identidad y voz. Porque, después de todo, ¿qué quiere decir ser uno mismo?