“Por suerte, a lo largo de todo el proceso pude darme ciertos gustos: grabar en lugares increíbles y con gente que admiro“, afirma el músico Juan Navia, que en estos días está presentando su segundo álbum de estudio “Lush:Vibralounge”, un ambicioso trabajo audiovisual influenciado no sólo por la música sino también por el cine. El sucesor de “Camino a la Ataraxia” fue grabado en tres míticos estudios de Buenos Aires: Unísono, La Siesta del Fauno y el legendario ION. 

“Lo más importante que encontré en este proyecto fue la relevancia de armar un equipo, eso me permitió cumplir distintos objetivos y mantener una energía muy positiva. Solo hubiese sido imposible”, reconoce Navia, quien para este trabajo discográfico contó con la co-producción de Nicolás Gonzáles y Tavo Cortés de la banda Sig Ragga, con la ingeniería de Nicolás Parker Pucci, con la dirección orquestal Ariel Perotti, y con reconocidos músicos de la nueva escena como Guiller Salort, Mariano Dominguez, Sergio Wagner, Juan Canosa, Ramiro Flores y Pablo Sanguinetti. Por su parte, la mezcla se realizó en la ciudad de Nueva York por Héctor Castillo, conocido por su participación con artistas de la talla de David Bowie, Lou Reed, Bjork y Beck; mientras que el mastering fue hecho en Los Ángeles por Brian Lucey, colaborador de Arctic Monkeys y Queens of the Stone Age. 

En tiempos donde prima el algoritmo y otras maneras de producir música vos elegiste un camino distinto, menos sintético y más minucioso. ¿Cómo fue esa decisión?

Tiene que ver cómo yo escuché la música y los álbumes que me influenciaron a lo largo de mi vida. Creo que esos trabajos que me formaron fueron por un camino similar a este. Me refiero a discos conceptuales e instrumentos tocados en su mayoría por humanos. 

Sos de sacar álbumes completos, ¿cómo te llevás con los singles?

Cuando hago canciones siempre las veo pertenecientes a un grupo. No sé si soy un artista de singles. No juego tanto ese partido, aunque entiendo que son las reglas del juego de hoy. No estoy en esa, simplemente lo hago para satisfacer mi deseo y es lo que vengo a poner sobre la mesa, sin pensar tanto en lo que va a decir la gente cuando hago música. Obvio que me interesa que llegue pero no es el único fin.

¿En qué cosas crees que estás cediendo últimamente con respecto a lo que dicta la industria musical?

Quizás en este tipo de cosas. Antes no explicaba tanto mi obra, no hacía notas prácticamente, ni tocaba en formatos acústicos. Entiendo que hay ciertas cuestiones en las que voy a tener que ceder. Hace poco estuve en Madrid y toqué canciones acústicas, algo que hace unos años era impensado. 

¿Cuáles fueron tus influencias musicales para este trabajo?

De acá escuché siempre a Gustavo Cerati, Fito Páez y Luis Alberto Spinetta. De afuera me gustan mucho David Bowie, Serge Gainsbourg, Nick Cave y Scott Walker, por solo mencionar algunos. 

 ¿Y extra musicales?

Creo que uno está todo el tiempo influenciado por cosas externas. El cine fue muy fuerte. En la época que compuse estas canciones estaba viendo mucho a David Lynch, Stanley Kubrick, Dario Argento y muchos directores franceses. El sueño máximo era hacer una película en un comienzo, pero después le encontramos la vuelta a esto y junto con mi director audiovisual, Matías Franco, decidimos seguir por un camino distinto al que habíamos imaginado en un principio.

El primero de septiembre vas a presentar el álbum en La Tangente, ¿Qué podemos esperar de ese show?

Voy a estar con una formación nueva. Armé algo con una impronta más rockera que en mi etapa anterior. El show va a tener ese tipo de actitud. Arriba del escenario somos seis: un tecladista, dos violeros, un bajista, un batero y un percusionista. También vamos a tener invitados. Queremos que sea algo más que un concierto de una banda tocando en vivo, vamos a preparar una linda puesta.