Eliana Morte, Ana Harff, Julieta Christofilakis y Marina Mónaco desarrollan una narrativa personal donde el cuerpo, la juventud y la diversidad aparecen como hilo conductor. Conocé sus miradas.

El mundo actual se destaca, entre otras cosas, por la proliferación y reproducción instantánea e inmediata de contenido. Más que nunca, nos vemos atravesados por una marea de imágenes que pretenden ser indispensables a la hora de comunicar. Pero, paradójicamente, la gran mayoría se pierde en el vacío de la virtualidad, pasa desapercibida en la búsqueda de entretenimiento, de matar el tiempo. Incluso aunque la intención sea apreciar esas imágenes, las redes sociales se estructuran para que no generen impacto. Hay que tener en cuenta que lo que nos abruma también nos asusta y nos aleja. 

¿Dónde se establece el corte entre la fotografía como arte y unas simples fotos subidas a Internet? ¿Es necesario trazar ese límite?

La fotografía no posee una búsqueda y un fin unívoco y las interpretaciones que genera son tan amplias como el público que las recibe. Sacralizarla tiene tan poco sentido como deslegitimarla como arte. Teniendo esto en cuenta, sería ingenuo ignorar el hecho de que constantemente recibimos estímulos a través de pantallas y damos "me gusta" a cualquier contenido que se encuentre debajo de nuestro pulgar. En ese frenesí de consumo autómata nos perdemos la posibilidad de conocer y apreciar el trabajo de fotógrafos y fotógrafas que utilizan distintas plataformas virtuales para dar a conocer su arte. 

Con la intención de que no se pierdan estas expresiones en el vasto mundo cibernético regido por algoritmos, desde Zibilia proponemos cuatro fotógrafas contemporáneas a quienes necesitás conocer.

El cuerpo, la juventud y la diversidad son el hilo conductor en los trabajos de las artistas. En la búsqueda de desarrollar una narrativa personal, cada una interpreta su entorno a través de un lente propio que las atraviesa, encontrándose en este proceso de fotografiar el mundo que las rodea.

Eliana Morte

Eliana Morte ingresó en el mundo de la fotografía hace siete años, y actualmente es estudiante de la Escuela Argentina de Fotografía y de la Universidad de Artes Audiovisuales. En 2015 tuvo su primer encuentro con la fotografía analógica, y a partir de los aprendizajes que incorporó decidió desarrollar su trabajo personal en fílmico. Su elección se basa en el ritmo apacible de la técnica, la paciencia y atención ante las tomas únicas, y en la textura y los colores que otorga la película fotográfica. 

A través de las fotografías que toma refleja su interés por los detalles, los gestos y los colores. Curiosamente, su estilo es identificable por un elemento que, aunque se perciba y le brinde un sello particular, no se encuentra físicamente en las imágenes. Hay una cercanía, una comodidad capturada que evidencia la relación que entabla Eliana a la hora de fotografiar. La barrera entre fotógrafa y a quienes fotografía se esfuma, logrando una intimidad y sensibilidad especiales. 

Su mirada se caracteriza por la suavidad, el cariño y la ternura que comparten los vínculos humanos. “Me gusta pensar que la vida corre frente a la lente y yo tengo que jugar a atraparla”, dice.

Ana Harff

Oriunda de Brasil y actual residente de Buenos Aires, Ana Harff es una artista visual que trabaja con cuerpos. Cuerpos en plural, cuerpos diversos, cuerpos libres de la mirada que supone la mujer al desnudo como objeto de consumo y sexualización. 

Hace algunos años que decidió volcarse por completo a la fotografía analógica, y realizar las sesiones fotográficas y sus diversos proyectos con fílmico. Entre ellos se encuentra Unica Proyect, un trabajo que lleva a cabo con película monocromática y cámaras 120mm.

Entrar a sus plataformas es sumergirse en una mirada que discute y problematiza los cánones de belleza impuestos a las corporalidades. Su fotografía, sin embargo, transmite sensibilidad y calma, y el impacto que pueda generar ver desnudos no hegemónicos abre el espacio a la reflexión: ¿Cuántos cuerpos vemos por día en nuestras redes sociales, en la televisión? ¿Cuántos de ellos no siguen la norma, cuántos de ellos se desvían de lo que puede mostrarse? El criterio con el cual censuran imágenes las redes sociales -cruel y funcional a la lógica machista- es una de las protestas que la artista busca visibilizar. 

Harff busca generar un espacio seguro a la hora de fotografiar, que las mujeres se sientan libres y acogidas. La naturaleza juega un rol importante en sus imágenes, y el juego entre ésta y la centralidad del cuerpo remite a pinturas renacentistas, pero con una perspectiva feminista que altera la narrativa. En realidad, lo que cambia es el mensaje que siempre se ha escrito sobre el cuerpo de la mujer: ahora somos nosotras quienes contamos nuestra historia.

“Más que libertad de expresión yo suelo decir que les artistas deben tener una responsabilidad de comunicación; es decir, ser conscientes que el trabajo que hacemos impactan en la mirada del otre y cómo éste se siente acerca de su cuerpo”, afirma.

Julieta Christofilakis

Con 20 años, Julieta Christofilakis lleva estudiando fotografía casi la mitad de su vida. Es docente de fotografía para adolescentes en TURMA y estudiante Artes Audiovisuales en la UNA. Desde 2018 ha participado en distintas coberturas colectivas, formando parte de un grupo audiovisual feminista. Sus trabajos han recibido distintos reconocimientos, el más reciente fue una mención de honor en el premio estímulo joven en ArtexArte.

Sus trabajos surgen a partir de la introspección, utilizando la fotografía como herramienta para conocerse y darse a conocer. Es un proceso de construcción compartido, un diario íntimo hecho público. En este camino de crecimiento, hay una necesidad de documentar a su propia generación. Las dualidades y el azar caracterizan la narrativa de Julieta, evidenciándose en la elección del dispositivo: cámara de medio cuadro. De allí surgen dos fotografías que dialogan entre ellas y trascienden en una sola imagen.

La parte y el todo, los detalles y el conjunto. El ojo de Julieta captura escenas y momentos que algunas vez vimos pero no nos detuvimos a observar. 

“Estas son las palabras que salen de los rayos de mi sol, que soy yo...”, sostiene.

Marina Mónaco

Fotógrafa y directora egresada de la Universidad del Cine, con apenas 23 años, Marina Mónaco ha trabajado en campañas publicitarias de grandes marcas, como Adidas, Reebok, Jazmin Chebar, AY NOT DEAD y en la cobertura del LollaPalooza. En los últimos años expandió sus límites geográficos y realizó producciones en Europa. Algunas de ellas, como las de Londres, París y Barcelona, fueron publicadas en revistas internacionales. 

Sin embargo, es en su trabajo personal donde podemos apreciar íntegramente el talento de Marina. Con una mirada nostálgica del mundo y la juventud, logra crear escenas íntimas y cinematográficas de momentos genuinos. Su estilo se caracteriza por los colores saturados y el uso de formatos analógicos, en especial fílmico 35mm. También explora dentro del cine, utilizando VHS y Súper 8 para algunos de sus proyectos.

La serie Kids refleja su búsqueda: capturar la cotidianidad de la juventud, las relaciones, el intento desesperado de guardar recuerdos para hacerlos eternos. Al mismo tiempo, no es la realidad lo que retrata. Es su versión romantizada de ella, que obtiene al jugar con el poder que implica contar historias a través de la fotografía.

“Trato de hacer arte que te haga sentir nostálgicx de vidas que ni siquiera viviste”, resume.