Cerramos el año charlando de todo con Bobby Flores, una de nuestras máximas legendas radiales y el disc jockey más importante de Argentina. Bobby es la voz de la radio, esa voz suave y sabia que nos transporta del rock nacional al soul americano, del reggae al jazz y del pasado hacia el futuro, siempre atento a los nuevos talentos nacionales e internacionales.

“Yo hago radio a la old schoool. A esta edad, adoro las viejas escuelas”, dice Bobby Flores. Y suena a declaración de principios: “Estuve todo el tiempo mirando lo que venía. Y a medida que vas creciendo te vas dando cuenta de que lo que viene no es muy diferente a lo que ya se hizo”.

En la senda de Antonio Carrizo, Héctor Larrea y su contemporáneo Lalo Mir, Bobby Flores es sinónimo de la radio en la Argentina. En su extensa trayectoria como musicalizador, productor y conductor, Bobby ha trabajado en eventos y empresas tales como Creamfields, Telefé, Turner, Much Music, HTV y Rock & Pop, donde realizó programas memorables como "Radio Bangkok", "Guardias a mí" y "Tao", su actual programa, que se emite los sábados a las 22hs.

Ha editado múltiples colecciones de discos y participó en la producción de shows de artistas internacionales como los Rolling Stones y David Bowie. Entre 2015 y 2019 fue director artístico de Radio Nacional Rock. Desde "A la larga terminan curtiendo", su primer libro editado en 1993, lleva publicados otros tres trabajos. También fue condecorado con el premio Konex de Platino (2007), el Martín Fierro por "Subí que te llevo"; (2018), el premio Eter a la trayectoria (2013) entre otras distinciones.

“Mi amor a la radio nació por los programas. Tuve el enorme privilegio y fortuna de tener maestros que me enseñaron sin saberlo, porque los miraba y les robaba cosas todo el tiempo” explica Bobby. “Me gustaría destacar la figura de tipos como Fernández Padrón, musicalizador que en los años 70 marcó todo un estilo, con programas como "Modart en la noche" por ejemplo.

"Yo a él le robaba música, le robaba los enganches que hacía. No lo conocí nunca, pero conozco a la hija que un día me dijo «mi papá te escucha y te respeta mucho». Y eso para mí fue mucho mejor que ganar un Martín Fierro. Rescatar a Fito Salinas, que hacía “Música con Thompson y Williams", que era la contra de "Modart en la noche".

"También a Carlos Inzillo, a quienes los musicalizadores jóvenes le robábamos mucho escuchando sus programas de jazz. Gracias a él, empecé a frecuentar a Thelonious Monk, John Coltrane, Art Blakey. No lo que se escuchaba habitualmente, ¿me explico? Y después trabajé mucho con Julio Moyano, que era una escuela de musicalización. Quiero decir: debo de ser uno de los últimos exponentes de esa estirpe, de musicalizadores de radio que ahora, con tanto algoritmo dando vueltas en cualquier plataforma, va camino a la desaparición.”

La charla nos lleva a los compilados que curó para el emblemático sello Blue Note. “Era una locura todo. Blue Note tenía la intención de abrir un nuevo local en Sudamérica. Tenían cinco clubes en todo el mundo: Nueva York, Chicago, Hawaii, Tokio y París. Los dos puntos eran Río de Janeiro y Buenos Aires".

"Entonces habíamos quedado dos DJs que nos habíamos presentado. A mí me sponsoreaba Alejandro Varela, que en ese momento era el presidente de EMI. Lo iban a abrir en la Recoleta, en un local de tres pisos, frente a la panquequería Carlitos de Villa Gesell. Eso fue en 2001. Así que no prosperó. Pero sacaron ocho compilados, con dibujos de Miguel Rep. Les encantó. Juan Pons, un empresario argentino, me contó que un día caminando por Sacks Fifth Avenue, vió que los vendían en la disquería de ahí como rarezas. Y esos discos habían quedado muy bien.”

Sobre su regreso a la Rock & Pop, Bobby celebra la convocatoria como un guiño del destino. "Había hecho la noche de los sábados en durante quince años. Luego hubo una interrupción de quince años y me volvieron a llamar para ocupar ese espacio. Se llama "Tao" porque es un concepto que no se puede nombrar. Un japonés me dijo una vez que el tao es todo lo que pasa debajo del sol. Quizás se puede traducir como destino. Es un programa hecho a la vieja escuela. Un tipo y sus discos. Un tipo que sabe, eso sí, la música que está pasando.”