El jueves 26, la música, instrumentista, beatmaker y productora musical protagonizó un vivo de Zibilia, junto a la fotógrafa y artista Vivian Galbán como anfitriona. En esta ocasión, compartió los tres pasos que conforman su proceso creativo a la hora de componer y producir una canción. 

Mica Hourbeigt es una reconocida música argentina que se formó en la Universidad de Berklee, ha trabajado en estudios musicales de renombre como Abbey Road, y hoy en día cuenta con un estudio propio, M.O.S.T.R.O. El trabajo de la artista podría dividirse en dos partes: primero, está su labor como beatmaker y productora, donde artistas con proyectos musicales en diferentes estadios acuden a ella. Juntos perfeccionan la estructura de las canciones y las “visten” para que puedan expresarse al máximo. Segundo, está su trabajo personal como compositora, que es el lugar desde el cual comparte las distintas aristas y herramientas que pueden utilizarse a la hora de bocetar y componer una canción.

A lo largo de la entrevista, utilizó como hilo conductor un concepto fundamental para ella, tanto a la hora de componer como para otros aspectos de su vida: mushotoku. Un concepto que proviene del budismo zen, que significa “hacer las cosas sin un fin oculto”. Puede pensarse como la inmanencia de la praxis, hacer las cosas simplemente para realizarlas. “Cuando hago una canción, no quiero lograr otra cosa. Lo hago por la canción misma. Si estás en un proceso artístico tu mente tiene que estar en ese momento, no pensando cuál será el paso siguiente”.

Entonces, ¿cuáles son los elementos para componer una canción? Una primera arista del proceso creativo es ver la canción desde la letra. “Nuestro cerebro es un productor constante de letras, solo hay que agregarle rima”, dijo. Podemos tomar un tema o un concepto que nos interesa y escribir sobre él, dándole contenido al título que elegimos. Si, en cambio, no estamos inspirados, Mica recomienda utilizar una frase como disparador. Lo importante es escribir, poder poner en palabras las sensaciones que nos transmite un concepto o una frase. Luego le encontraremos el tono emocional a aquello que desarrollamos y decidiremos desde qué lugar queremos posicionarnos para contar nuestra canción que, para Mica, también puede ser pensada como un cuento.

La segunda arista es considerarla desde una progresión armónica. La idea es utilizar algún instrumento para generar una base que envuelva la letra. En este paso buscamos tocar acordes en loop, sean cuatro, cinco o los que nos llamen la atención, y repetirlos. Al igual que con la escritura, puede suceder que no encontremos un loop que nos guste. En este caso, podemos tomar progresiones armónicas de otras canciones que sí nos generan algo, para jugar y crear algo distinto. Como cada proceso creativo es personal, estas dos aristas no son lineales. Puede pasar que quieras hablar de algo y luego hagas la progresión, o viceversa.

Como tercer paso, cuando ya hayamos encontrado un loop que nos guste y podamos sostenerlo durante un rato, empezamos a cantar o tararear melodías encima. Hay que tocar la progresión armónica y sentirla, descubrir qué melodías se nos vienen a la mente y ponerles voz. Mica utilizó su guitarra Clemendos para tocar un loop armónico sobre el cual, al ratito, comenzó a tararear, mostrándonos el boceto de una futura canción. 

La última herramienta que compartió es una que proviene de su lado de beatmaker, y es crear loops rítmicos. Sería, básicamente, una base de batería que podemos generar desde una caja de ritmos o en la computadora. Dependiendo del género de la canción, se hará más énfasis en la melodía o en el ritmo, como en el pop o en el hip hop. 

En esta era hiper digitalizada, las herramientas necesarias para producir música han comenzado a expandirse y volverse más accesibles en términos económicos. Esto generó un gran ruido blanco en Internet: cada día se suben cantidades descomunales de canciones a plataformas musicales. Para sobresalir por fuera de la estática no basta con grabar, producir y subir un tema, entran en juego muchos factores para que una canción logre ser escuchada. 

Para darle una tonalidad un poco más alegre a este panorama, Mica Hourbeigt nos compartió una frase que, al igual que el mushotoku, forman parte de su filosofía musical: “Tenemos que sacarnos de encima las canciones malas para que las buenas empiecen a salir”. No nos editemos en el proceso, eso viene después. Hay que bancarse el loop, sin autocensurarse, hasta que salga algo. Si hoy salió una canción, pero no gustó, mañana podremos generar un nuevo momento creativo.