Dj Villa Diamante

El DJ y productor protagonizó el segundo vivo de Zibilia en Instagram. Habló sobre su proyecto actual, Hasta la pista; contó anécdotas, reflexionó sobre la post cuarentena y develó cuál es el secreto para realizar un buen mashup. 

Villa Diamante (Diego Bulacio) es uno de los DJ´s más inquietos de la escena musical argentina. El fundador de Hasta la pista, el encuentro digital por Youtube en el que conviven distintas disciplinas culturales, se autodefine como “arengador cultural”. Los proyectos del artista, que tomó su nombre de la estación de trenes de Lanús, siempre se caracterizan por tener un condimento extra.  

A pesar de sus 40 años, Bulacio es dueño de una larga carrera en la industria de la música. Gracias a esta disciplina, el DJ que actualmente reside en Escobar fundó su propio sello, tocó en distintas partes del mundo, fue socio de la disquería Mercurio, encabezó distintos encuentros culturales y logró hacerse un nombre en la escena musical porteña. La cuarentena lo obligó a reinventarse y fundar Hasta la pista. Antes, se presentaba en diversos lugares, como salas o clubes nocturnos, bailantas del conurbano, hoteles de cinco estrellas, festivales o museos. 

También, aunque parezca otro año, este verano puso a bailar a miles de personas en Por amor al baile, el acalorado encuentro que se realizaba los jueves a cielo abierto entre la fachada del Centro Cutural Recoleta y la Plaza Alvear.

Villa Diamante participó del segundo vivo de Zibilia en Instagram, el último viernes de julio, y estos fueron algunos de las cuestiones que abordó.

¿Qué es lo que más extrañas de tocar en vivo?

Extraño mucho el contacto con la gente. Pasar música desde casa, encerrado, y no ver cómo reacciona el público es muy distinto. Una de las grandes diferencias creo yo entre tocar en vivo por streaming a tocar en un club frente a un público está en lo que nosotros, los DJ´s, llamamos “lectura de pista”, que tiene que ver con los rumbos que tomo y hacia dónde voy, porque veo cómo reacciona la gente. Entonces, si vengo bien, sigo en esa línea, si veo que el público este quieto cambio de rumbo.  

¿Te preocupa cómo va a ser la vuelta?

Lo que más me preocupa es que se mantenga la estructura cultural. Sería una pena que después de todo esto cierren lugares como Niceto, Matienzo, Beatflow, ya que mucha gente se quedaría sin trabajo y además, ante una hipotética vuelta, no habría lugares para tocar. Sé que están en un estado bastante crítico, ya que no están recibiendo ingresos y tienen que pagar sueldos y servicios, por ejemplo. Por ahora me preocupa más esto que la ver a la gente bailar. 

Días antes de que empiece la cuarentena se te cancelaron varios shows, luego armaste Hasta la pista ¿Cómo estás afrontando esta difícil situación económica que vive el mundo del espectáculo y la cultura?

Con Hasta la pista tratamos de armar una comunidad. La gente se puede suscribir y hacer un aporte, o simplemente comentar y ponerle me gusta a los videos que vamos subiendo. Todos los que integramos este proyecto somos personalidades de la cultura que nos hemos quedado sin laburo y decidimos armar esto. Pero como todo lo nuevo, estamos probando y día a día tratamos de mejorarlo.Estamos armando una estructura para ver cómo nos reinventamos en este futuro distópico.  

Si uno ingresa a tu bandcamp, puede observar que realizaste varios mashups, ¿Cuál es la receta para realizar un buen mashup? 

Sé qué cosas no se hacen, mezclar pan con pan no te da nada. Lo que quiero decir es que si mezclás hip hop con hip hop no pasa nada nuevo, si mezclas un tema de cumbia con otro de cumbia no generás un quiebre diferente. Yo juego con llegar a lo impensado, a crear algo inaudito. 

Por ejemplo, en el mashup que hice de Gustavo Cerati con Río Babel, puse a un rapero, que a mi parecer le da un tinte nuevo a la canción, algo inesperado. También tengo canciones de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota mezcladas con reggaetón. Este año seguro que publique un nuevo remix que hice de El Mató a un Policía Motorizado. 

Villa Diamante en Hasta la pista.

En el especial que hicieron en Hasta la pista sobre Andrés Calamaro hablaron de sus mashups. ¿Pudiste hablar con él sobre esto?

Claro, Calamaro tuvo un momento en el que se puso a hacer muchos mashups, fue justo después de su disco El Salmón. Un día en Twitter, con la idea de juntarnos, cruzamos un par de tweets hablando del Roland SP-555 y de los mashups, pero al final nunca nos juntamos. Fue un lindo amor de Twitter. Él mezclaba cosas muy experimentales, muy complejas. 

En el último tiempo se ha instalado una especie de rivalidad entre el trap y el rock, hay gente que opina que el rock está muerto, otros dicen que ahora ese lugar es ocupado por el trap. ¿Qué te produce esta discusión? 

La discusión me parece insulsa, es como el enfrentamiento de Pappo y DJ Deró, sobre si el DJ es músico o no. Estamos hablando de cosas diferentes, el rock tiene casi 100 años. Creo que los chicos de 20 no tienen porqué ser rockeros; en ese sentido, el trap es algo más cercano a lo que pasa alrededor de ellos. Hoy en día me parece raro que a un pibe de 15 años le guste el rock, como también me parecería extraño que un tipo de 60 escuche trap. Cuando empezó el trap tuve muchas discusiones con gente de mi edad que me afirmaban que el trap era todo lo mismo. Yo les decía que para curtir el trap no solo basta con escucharlos, tenés que ir a sus shows, seguirlos en las redes, mirar videos, etc. Es como el que te dice que la electrónica es puro “punchi punchi”. En fin, creo que trap vs. rock es una discusión muy para Twitter.