“Somos cultura” grita un afiche que cuelga del techo de Movimiento Petrushaus mientras un candelabro caniche descansa a un costado en la mesa central; una fotografía intervenida se ubica entre bordados, libros y cuadernos; a la vez que una mujer de ojos rojos mira entre telas de araña y llama mi atención. Este último es un pequeño cuadro ovalado de Ornella Pocetti, que se ubica entre otros de la misma artista. Distintos universos de diferentes mensajes, formas, técnicas y figuras conviven organizados en sectores visuales en las paredes y muebles de Quorum, la tienda de arte ubicada en Defensa 894, San Telmo.
Su fachada azul hipnotiza desde la calle, antes de entrar. Convoca. Así como también su cantidad de obra expuesta, la música divertida que suena y su puerta siempre abierta. Parte de la intención de los socios detrás del proyecto—Santiago Carrera, Melisa Boratyn y Lucía Carrera—, es que cada vez más personas convivan con arte en sus espacios, por eso mismo, proponen una forma descontracturada de acercarnos a él. Su formato es interactivo: se puede tocar todo lo que llame nuestra atención. “Nos gusta que la persona que entra participe, para eso replicamos el formato de una disquería. Así cada cual puede ir pasando los prints, dibujos, collages, serigrafías y grabados uno a uno. Al tiempo que quiera y necesite para descubrirlos” nos contó Lucía. De esta forma se genera una cercanía con las obras de arte; muchas veces catalogadas como algo ajeno o distante del consumo cotidiano. A diferencia de una galería de arte, los precios están a la vista. Cada pieza tiene indicado cuánto sale; haciendo de la visita una súper libre, sin la necesidad de tener que animarse a preguntar por ellos.
Además del espacio—que con su diseño ecléctico— llama de por sí la atención; esos precios son otro de los grandes atractivos. “Podés encontrar desde los 3000 a los 3.000.000 de pesos” nos dijo Santiago. Estos dependen de la filosofía de cada creador, y hay algunos que ya tienen su valor estipulado por el mercado, mas una característica distintiva del proyecto es dar lugar a trabajos que sean accesibles para distintos tipos de bolsillos.
Inspirado en espacios de Berlín y París, Quorum abrió sus puertas hace 10 años y llegó para suplir una necesidad. “En ese momento, junto con mi hermana María y su pareja Oli, veíamos que había artistas con ganas y piezas para vender y un público interesado en comprar pero que no necesariamente encajaban con el espíritu de las galería. Entonces nos animamos y decidimos abrir otro canal —rememoraba Santiago. Su nacimiento fue salvaje—. En dos meses alquilamos, le dimos forma a la idea y abrimos. Y todo con María embarazada de siete meses.”
Quorum se ha vuelto un actor interesante dentro de la escena artística porteña. Su búsqueda curatorial es cuidada e inclusiva. Aun así ,“no tenemos figuras que hagan cosas parecidas. Nos interesa que puedan explorar su camino sin la presión de la competencia” nos aclaró Lucía. Sus incorporaciones y decisiones son sometidas a votación. Un rasgo propio de la forma en que se manejan es que trabajan “con los artistas y no con una sola obra de ellos —nos explicó Melisa. Es decir que se genera un vínculo entre el equipo detrás y ellos—. Proponemos un ida y vuelta fluido; lo creemos necesario. Nos interesa saber qué les está pasando, qué están haciendo.” De hecho, Santiago hablaba de una sensación de comunidad: “involucra tanto al público que se acerca como a los artistas con los que trabajamos. Hay mucho amor hacia lo que hacemos y al arte. Pensar que en el comienzo éramos tres, hoy somos casi ocho y contamos con 90 artistas. Algunos que ya gozan de toda una trayectoria y otros que recién están empezando.” La convivencia en armonía es un logro del que se jactan, y no es menor dentro del mundo del arte que por momentos puede ser algo hostil.
Visitar este sitio es una experiencia diferente. Allí radica su clave. Con un clima amigable que habilita la sorpresa y comodidad, se recorre con la mirada y las manos el espacio. En él se entremezclan niños, perros, turistas y habitués del barrio de San Telmo. Esta locación les regala no solo ser parte del trayecto de los extranjeros sino disfrutar de la sinergia particular del barrio. “San Telmo es mi escape, no solo vengo a trabajar sino que disfruto mucho de sus cafecitos y librerías. Pero además, tengo la sensación de que estamos formando parte de una historia que es muy larga, que hay mucho que nos precede y mucho que vendrá —nos confió Melisa—. También San Telmo nos posiciona como parte de la identidad de lo argentino ya que tal vez en historias de Instagram de turistas de repente vemos una foto del obelisco, otra de Mafalda y una de nuestro espacio, es muy loco.”
Inauguró en 2015 y por ende ha atravesado desde cambios sociales, culturales, políticos y económicos; hasta una pandemia. Estas experiencias trajeron aparejados diferentes desafíos: la alteración del equipo original, la necesidad de animarse a resetear y mutar acorde a las nuevas necesidades, la creación de confianza en sus artistas y de organizar un método que les permita ser prolijos y éticos. Todo esto, forma parte de su fórmula ganadora, la cual se luce entre otras cosas en mensajes que llegan desde México en donde una compradora les contó que al llegar a su país inmediatamente alquiló un local para hacer su "Quorum mexicano" (aun sin saber nada del mundo del arte) o postales desde San Francisco de una pareja que vivió la experiencia Quorum por estar buscando un lugar en donde cambiarle el pañal a su bebé —lo que terminaron haciendo encima del mostrador de la tienda—, o esa persona que hace unos años se animó a comprar una primera serigrafía y hoy se ha vuelto un conocedor coleccionista. “Nuestro proyecto habilita un entorno que les permite crecer, tanto a los artistas como a sus compradores”, afirmó Santiago.
Ellos también crecen. Hoy, además de la tienda, tienen Proyecto Q con dos patas, Q-Produce, donde cada año invitan a un artista para trabajar en conjunto desarrollando de forma íntegra obras impresas en serigrafía (este año por el aniversario harán 10 por el aniversario) y Q- Print una línea de Prints Fine Art de alta calidad desarrollada junto a 90 grados. Lo que tienen en miras: ampliar su mirada para convertirla en una más federal.







