El viernes 15 de septiembre La Fuerza Mayor presenta en vivo su segundo disco “Manso”, con la promesa de transformar al Xirgu Espacio UNTREF en una verdadera pista de baile. Nos juntamos con Martín Longoni -bajista, productor, compositor y dueño de La Vaquita Records- para que nos cuente los entretelones de esta esperada fecha y el largo camino recorrido por esta super banda de nueve músicos en los últimos cinco años.
Salí a la calle, me calcé los auriculares para hacer mi recorrido diario más llevadero y de pronto la ebullición del mediodía palermitano, plagada de autos, transeúntes y escolares corriendo de un lado al otro, parecieron desaparecer antes mis ojos. Durante la media hora que sonó en mis oídos “Manso”, el nuevo disco de La Fuerza Mayor, me sentí en medio de una película. Los temas se sucedían como en una banda de sonido de Hollywood, plagada de texturas y ritmos hipnóticos, donde las palabras no eran necesarias para contar una historia, para evocar imágenes…
Sin lugar a dudas, la banda liderada por Martín Longoni crea una cautivadora conexión con el cuerpo. Cuando me encontré con él para hacer esta entrevista y le comenté mi experiencia, me confesó que hacía meses que venía con la idea de hacer música para una película, o un corto. Sin saberlo, algo de eso se había filtrado en el flow de los ocho temas elegidos para su segundo álbum, editado por su propio sello, La Vaquita Records.
“Personas que no les guste bailar, abstenerse”, advierte la gacetilla que presenta su nuevo disco, ¿podría ser una buena definición para acercarse a su música?
Nosotros hacemos música para bailar, porque esa búsqueda está en nuestro ADN. Nosotros no somos una banda purista. Tomamos elementos de diferentes géneros, los fusionamos y componemos a nuestra manera. Hemos hecho temas poperos o boleros para algún invitado, pero en el disco, lo que más se escucha es afrobeat. Pero un afrobeat latino. Porque lo cruzamos con la chacarera, el festejo peruano o el candombe.
Transitamos por los bordes del candombe y el afrobeat, como en una especie de apropiación cultural. Yo siento que en el candombe hay algo que suena muy nuestro, pero a la vez, es súper africano.
¿Cómo fue el proceso de grabación de “Manso”? ¿En qué sienten que evolucionaron o mutaron respecto de su disco anterior?
Cuando grabamos “Sed”, nuestro primer disco, veníamos tocando todas las semanas. El ciclo nos demandaba mucho, constantemente cambiábamos el repertorio, no nos daba el tiempo ni la energía para nada extra. Cada semana teníamos un invitado fuerte a los shows, y nosotros preparábamos nuestra versión de uno de sus temas.
Por dos años tocamos todas las semanas, sin parar. Cuando llegó la pandemia dijimos bueno, ahora es el momento del disco. Agarramos siete temas que tocábamos en vivo y los grabamos. Solo sumamos un tema nuevo, “Furia”, que hicimos junto a Grace & Badlove, la banda de la artista salvadoreña Gracia Portillo.
"Manso", en cambio, es un disco que surgió, que se fue dando. Había un par de temas que ya tocábamos en vivo, que no estaban en el disco anterior, y después empecé a componer otros nuevos que mantuvieran esa semilla. De pronto había un grupo de temas que eran medio “primos” entre sí, porque intuitivamente fui buscando esa familiaridad. Y dijimos: “Che, acá hay un disco, ahora sí, vamos a juntarnos y a grabarlo”.
Este disco nos encontró en otro momento musical. La sonoridad de la banda evolucionó mucho con la incorporación de Leo Costa, hace ya dos años. Antes no teníamos teclados, y poder sumar esto nos abrió toda una paleta sonora zarpada. Leo, además de tocar el teclado, es productor musical y sumó su visión en el armado de los temas. Juntos nos quemamos la gorra buscando nuevos sonidos, metiendo muchos efectos.
A nosotros nos gusta un poco lo “barroco”, sobregrabar las cosas, quizás porque hacemos música instrumental. Cuando escuchas una canción, el oído se va con la letra y con la voz humana al toque. Hacer música instrumental te permite otra búsqueda, porque querés estimular constantemente el oído, sumar cositas, para que cada vez que escuches un tema puedas ir descubriendo nuevas capas. Así el disco entero se transforma en un viaje, y eso nos copa.
En este disco se sumaron dos temas con voces femeninas, ¿cómo llegan las colaboraciones con Suzanna y Tilsa Llerena?
Tilsa Llerena es una cantante peruana que conocí en mi estudio, cuando vino a grabar un EP que yo estaba haciendo de boleros. Ella también venía cada tanto a los shows y la invitábamos a subir y cantar, lo que ella quisiera. Desde entonces rondaba la idea de hacer un tema juntos. Un día compuse la música de “Tu Poder” y le pedí a Simon Bernal -un cantautor que me gusta mucho- que le pusiera letra para que ella pudiera cantarla.
Con Suzanna te diría que casi somos amigos, pero nunca estuvimos uno frente al otro. Ella es de Barcelona. La escuché cantar en un video de Facebook hace años, de una amiga mía que vivía allí. Le escribí directamente y le dije que quería hacer algo con ella y armamos un tema que terminó saliendo en su primer disco. Luego otro. Y ahora dije: “Che, tenemos que hacer una colaboración para el disco de La Fuerza”. Le propuse “A todo color”, un tema que sentía que re iba con su estilo. Y se re copó. Y quedó.
De esos dos años de ciclo en Congo, ¿cuáles fueron los invitados que hoy considerás inolvidables?
Nos dimos el gusto de tener grandes invitados. Pasaron el Bahiano y Juanchi Baleiron. Pensá que de pibe yo crecí escuchando a Los Pericos. Vinieron artistas que me parten la cabeza, como Martin Buscaglia y Kevin Johansen. Otros súper random, como Leo García, Paula Maffia o Lucy Patané, que hacen música muy alejada a nuestro estilo raiz, pero pudimos darle nuestro color a sus temas.
Hoy miro atrás y digo, che, no sé, tuvimos a Palo Pandolfo y a Willy Crook. Es un flash pensar que los dos ya no estén en este plano. Pero estoy tan agradecido de haberlo vivido. Porque una cosa es lo que te llega de sus canciones y otra muy distinta es haber estado ahí, que te cuenten sus anécdotas y conocer a la persona detrás del personaje.
Palo era la bohemia personificada al cien por ciento, él era así, cero careta. Y Willy era un chabón muy groso. Cuando yo era adolescente escuché hip hop y funk gracias a él. Acá eran géneros muy under, Willy era un adelantado. Hoy hay un montón de bandas y artistas de esos géneros, tocando en lugares grandes porque él les abrió el camino.
¿Quedaron registros de esas versiones con los invitados al ciclo?
Hicimos un montón de versiones re zarpadas, pero todo eso quedó entre nosotros y el público, los que vinieron a esas fechas y participaron de la fiesta. Lo único que registramos fue un tema con Ezequiel Borra y otros dos con Muerdo. Eso se puede ver en nuestro canal de YouTube. También quedó registro de una noche que vino Lisandro Aristimuño y había como 270 personas (Congo era un lugar para 150). Fue un delirio. Tocamos con la gente encima de la cara, pero hicimos unas versiones increíbles.
También recuerdo una fecha con Nico Sorín, donde se cortó la luz en el medio del show. Terminamos tirando un alargue para que su teclado pueda salir desde un parlante, mientras toda la gente lo iluminaba con sus celulares. Justo había un amigo grabando con el celu y lo pudimos subir a YouTube.
¿Surgieron ritos entre ustedes y el público en esas más de 100 funciones?
Yo siento que se fue armando una comunidad entre la gente que venía seguido. De tanto verse empezaban a reconocerse, bailaban, se tomaban una birra, lo que sea, compartían un momento. Incluso nosotros también. Creo que es algo de lo que más extrañamos del ciclo. Eso de terminar de tocar y quedarnos ahí, con la gente. Pasó de todo, hasta se han formado parejas con La Fuerza. Un flash.
Estar en el escenario todas las semanas era como estar rindiendo examen todo el tiempo. Las canciones se probaban directamente con la gente. Si a alguno se le ocurría un tema, el martes lo ensayábamos y el miércoles ya lo tocábamos. Eso nos servía para saber qué funcionaba y qué no, por qué lado teníamos que seguir. También hubo músicos que se sumaron a La Fuerza porque venían a vernos seguido y tocaban con nosotros, como invitados satélites.
¿Por qué eligieron el Teatro Margarita Xirgú para la presentación de "Manso"?
Buscábamos un lugar que nos permitiera parte de esa mística que tuvo el ciclo, pero que sea un poco más grande, con otra técnica, porque ya Congo nos estaba quedando chico. Cuando me llamó Gaby (Gabriel Kirchuk), que es el programador del Xirgú, para invitarnos a tocar ahí le dije que La Fuerza era una banda para bailar, que no sabía si iba a funcionar. Pero me aseguró que se podían sacar las butacas, así que ya está. Nos divierte la idea de tocar en un teatro y que al mismo tiempo la gente tenga espacio para bailar. Nunca lo hicimos. Poder mantener el espíritu de nuestro show pero en el marco de un teatro. Y más en uno que está buenísimo.
¿Qué podemos esperar para la fecha del 15 de septiembre? ¿Con qué nos van a sorprender?
Por un lado, va a ser la presentación de los temas del disco, que la mayoría nunca hemos tocado en vivo. Estamos en el proceso de llevar esos temas que tienen una gran complejidad sonora, al vivo sin que pierdan su esencia, con los músicos que somos y algunos invitados. ¡Necesitamos como diez percusionistas para que aparezca todo lo que está sonando! Nos estamos expandiendo a nivel técnico para acercarnos cada vez más al sonido original del álbum. Además, el 15 tendremos una invitada sorpresa que es muy grosa, que hace años soñamos tener, y estamos muy contentos por eso. Pero no puedo decir nada más porque es sorpresa, van a tener que venir y descubrirlo ustedes.
Conocé más sobre la historia y formación de La Fuerza Mayor en su perfil de Protagonistas de Zibilia (https://www.zibilia.com/LaFuerzaMayor) y tené toda la información de sus próximos shows a través nuestra agenda (https://www.zibilia.com/=LaFuerzaMayorPresentaManso).
