Rocca en la Usina es la retrospectiva de uno de los mayores fotógrafos argentinos. Son 130 fotos de las personalidades que marcaron la historia cultural del país. Zibilia dialogó con Gabriel Rocca, sobre uno de los periodos que la muestra abarca: los re-inicios del rock nacional, que se había truncado con la dictadura, a comienzos de los 80.

La retrospectiva de Gabriel Rocca en la Usina del Arte y el Museo del Cine, “"Retrato Argentino” es uno de los acontecimientos de 2019. Por primera vez, el prestigioso fotógrafo muestra una selección de su material en más de 35 años de trabajo. Con la colaboración en la selección y los textos curatoriales de Carla Rodríguez (en moda y personalidades) y Marcelo Fernández Bitar (en rock), la exposición impacta y conmueve.

Las 130 fotografías expuestas invitan a un viaje en el tiempo y por los íconos de la cultura argentina. La personalidad argentina que a uno se le ocurra, pasó por el lente de Rocca: Graciela Borges, Diego Maradona, Susana Giménez, Carlos Tévez, Rodrigo, Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Marcelo Tinelli, Celeste Cid, Juana Viale, y muchos más, incluso la modelo más famosa del mundo, la única Kate Moss.

Luca para Cantarock, 1986

En el Museo del Cine, las fotografías de rock testimonian los comienzos del rock nacional (o los re-comienzos), en los años de la dictadura y en la flamante democracia después. Hay fotos de recitales, producciones realizadas para revistas como la de Luca Prodan disfrazado de bebé para Cantarock, algunas de las 100 tapas de discos que realizó (entre ellas Colores santos de Cerati-Melero, Los chicos quieren rock de Los Ratones Paranoicos, Nadie sale vivo de aquí de Calamaro y Mujer contra Mujer de Sandra y Celeste), oficiando no solo de fotógrafo, también de diseñador. Hay fotos de los Illya Kuryaki & the Valderramas a sus 18 años; están Federico Moura, Pappo, Charly García, Spinetta, Cerati, Pedro Aznar, Juana Molina, Erica García... En esta breve entrevista ahondamos en este aspecto de “Retrato Argentino”, una muestra que todos y todas deberían ver.

¿Cómo empezaste con la fotografía?

Cuando terminé el colegio secundario, yo estudiaba música, y me gustaban mucho los recitales y de caradura me presenté en la revista Pelo y a la semana siguiente, me preguntaron “¿podés?” Y aprendí a la fuerza. Fui un tren. Me hice el más experto en poco tiempo. Cubríamos cuatro o cinco recitales por fin de semana. Tenía 19 años. Y enseguida empezaron las tapas de los discos.

Charly García y Luis Alberto Spinetta en B.A.Rock 1982

¿Cómo fue el reencuentro con ese material que tenías en negativo para preparar la muestra?

Veía cosas y decía noooo. Fue muy fuerte ver a Pappo, a Federico Moura, que en un momento del rock muy hippie, su condición gay era absolutamente rechazada. Yo me acuerdo que la primera vez que tocó en Prima Rock le tiraron de todo.

A mí lo que me gusta de muchas de las fotos de rock es que muestran un momento de la Argentina. Está la foto de Pappo que está tocando con una montaña gigante de gente y no hay vallas. Marcelo Fernandez Bitar la intituló “Pappo sin vallas”, y era esa la pasión que se vivía. Y arriba, está la foto de Spinetta en escena tapándose la cara con la remera, con la gorra de la policía en primer plano. Y era así. Era entrar a los recitales y no sabías qué iba a pasar.

Yo tengo recuerdo de los colectivos de la policía esperando afuera del Auditorio Kraft. Prendían la luz y adentro todos. Y adentro todos significaba que algunos salían y otros no. Y a pesar de que afuera reinaba la represión, en el rock teníamos geniales como Charly o como Spinetta, que sacaban canciones como Alicia en el país. Hay una foto de Pappo también, atrás de un policía que hace un gesto… era una situación muy compleja. Ese momento del rock, más allá de la música, abrió muchas cabezas, muchas oportunidades. Por eso estábamos tantos metidos en ese movimiento.

¿Ahora cómo recordás esos años?

Cuando sos chico no tenés noción. Hay gente que tenía idea de lo que estaba pasando. Había gente que no iba a la plaza a aplaudir a Galtieri. Mi generación fue a Malvinas, la mitad de mis amigos fue. Entonces era una locura, de los que sabíamos, de los que teníamos alguien cercano al que le había pasado algo. Así que tratábamos a todo ese movimiento del rock con mucho cuidado porque era nuestro lugar de expresión, de arte y donde comunicábamos un poco lo que sucedía. Hoy tomo dimensión de lo que era eso.

El otro día me pasó algo muy curioso. Iba en el auto, paro, se me cruza un auto, alguien baja y me abre los brazos. Era Miguel Mateos. Hacía años que no lo veía. Y fue un reecuentro. Yo trabajé años con él. Era distinto en el grupo del rock. Fue el primero que fue al exterior, que tuvo éxito, fue el que abrió ese camino, después fueron Soda Stereo, Virus, pero él fue el primero. Y una semana después de ese encuentro, tocaba en el Coliseo y fui a verlo. Me obligué. Y volví a sentir el mismo sonido que te perfora, que te hunde el esternón del rock nacional. Fue maravilloso volverlo a sentir. Lo homenajeé también poniendo una foto suya en la muestra.

La última foto que le tomó a Gustavo Cerati.

En tus fotos un gran trabajo de puesta en escena.

En las fotos de rock de los ochenta yo ya venía haciendo puesta en escena con las luces, que eran unos tachos enormes. Después, con las tapas, hacía la foto y el diseño. Muchas tapas las armaba yo con letraset. Ahora estoy oficiando de director de arte. Soy el director de la película, y obviamente tengo gente que va y lo produce, lo realiza.

¿Las tapas fueron tu transición a otro tipo de fotografía?

La tapa de Mujer contra Mujer (1990) de Sandra y Celeste fue la transición a la moda. Porque Paula Cahen D’ Anvers, que es la prima de Sandra, cuando tenía Via Vai, con Alan Faena, le pidió mi número a Sandra por esa tapa. Yo ya venía trabajando en moda, porque los músicos ya se empezaban a vestir de otra manera, o a preocuparse por qué se ponían. Pero tampoco era que había una moda argentina. Todavía no había marcas acá, y a partir de Via Vai, y otras marcas, arrancó. En el año 1993 hicimos como productores el primer desfile de Via Vai en Obras Sanitarias, templo del rock, con Charly García cantando el himno. Fueron cinco mil personas. El rock y la moda se comenzaron a fusionar.

¿Volverías a hacer fotos de rock?

Creo que había una mística. Los movimientos tienen un lugar donde suceden y ya está. Ese fue un momento único. Y yo tenía lugares privilegiados. Veo la foto de Pappo, el tipo haciendo vibrar miles de almas, y yo al lado. Eso también me dio la posibilidad de poder tener estas fotos.