Con ganas de conocer a la nueva generación que está transformando la musica local, invitamos a Humphrey Inzillo a pasar una tarde junto a FEMI, una joven que empezó su carrera en redes sociales y que desde entonces no para, ganandose el apoyo de artistas como Miss Bolivia y un lugar a nivel internacional. Los invitamos a conocer a esta joven sorpresa.

Nació como un fenómeno de las redes sociales, que emergió por sus canciones y sus reflexiones sobre feminismo y desigualdad social. Se hizo conocida por el nombre de sus cuentas, Femigangsta. Pero de un tiempo a esta parte, Agnes Símon, la menor de siete hermanos nacidos y criados en Zapala, Neuquén, decidió rebautizarse y sacarte cierta carga estigmatizante de su nombre artístico. Ahora, a los 27, Femigangsta es Femi, a secas, y está enfocada en su proyecto musical, donde mezcla el hip-hop, el rock, el jazz, el R&B, entre otras sonoridades que sin ser necesariamente novedosas, fusionadas de esa manera adquieren otros sentido. Mientras prepara su primer LP, con fecha de salida en 2022, Femi se prepara para presentarse en vivo el próximo jueves 2 de diciembre, en el Auditorio del Parque Centenario.

“No sé si es un cambio estético”, explica la cantante sobre su nueva identidad pública. “Honestamente, yo nunca tuve la oportunidad de elegir mi nombre artístico, sino que fue algo que se dio un poco por default. Producto de la dinámica de las redes, la gente te termina conociendo por el usuario que vos usabas. Pero antes de ser Femigangsta me llamaba Besumis, una cosa medio rara relacionada a los besos. Y antes, me llamaba algo todavía peor. Así que Femigangsta, dentro de todo, fue de lo más potable que me podía haber pasado. Sin embargo, es un poco fuerte, porque en su momento yo empecé haciendo chistes, y haciendo canciones con chistes y se daba por entendido que era irónico, que yo no tenía nada que ver con lo que ese nombre decía.

Pero ahora estamos en un camino un toque más serio con la música, y tomamos muchos ritmos del hip-hop, del blues, y de muchos otros lados… Entonces, ya empieza a ser un poco raro que esa persona se autoproclame «gangsta». Hace tiempo que tenía ganas de sacarlo y darle un marco más serio a lo que vengo haciendo. Y aunque todavía tiene un poco de humor y de ironía, porque no podés salirte de vos misma para escribir algo, ya no son chistes en internet. Es momento de tomárselo un poco más en serio y de erradicar esa parte del nombre. Era un paso lógico, sacar la parte que no va como cuando sacás las los yuyos de la puerta de tu casa”.

Femi saltó a la fama cuando estaba terminando la carrera de Derecho. De esa etapa, y de la Universidad de Buenos Aires, destaca la cantidad de alumnos con inquietudes artísticas. Ella, por ejemplo, explica que se metió a estudiar Derecho más por comodidad y por mandato paterno que por vocación. “No es lo que yo quería hacer. Pero igualmente, puedo decir que me encantó, que me metí a fondo y creo que realmente yo estaría, al menos económicamente, muchísimo más holgada si hubiese seguido el camino de levantarla en pala con mi título.

Pero, finalmente yo terminé escogiendo sola el camino de cagarme de hambre”, confiesa, resignada, entre risas. Y agrega: “Fue una plataforma necesaria para darme a conocer de la forma en que yo me di a conocer. Porque yo no soy una cantante impresionante. Me encanta cantar, lo disfruto mucho, y siempre me tiran la mejor con eso. Pero la gente me conoce por mi forma de pensar… A mi me sirvió mucho la facultad. No reniego para nada. Y gracias a eso, yo puedo hacer lo que hago con una mínima plataforma”.

Fue a lo largo de las cursadas en general, y de la de una materia, Derecho penal y género, en particular, que Femi hizo un clic. “Cuando recién me mudé a Buenos Aires, si bien me interesaban las causas sociales y vinculadas a los derechos humanos, no estaba posicionada de la misma forma que estoy ahora. Aprendí muchísimo. Se me abrió la cabeza. Sin darme cuenta, yo era una persona muchísimo más machista y conservadora de lo que cualquier persona se pueda imaginar que yo podría llegar a ser. Es lo que te digo. La facultad, gracias a lo público, me abrió mucho la cabeza. Y las redes sociales como plataformas son súper democráticas, son de la gente. La gente te pone en el lugar donde vos estás, o que podés estar, y donde se abren oportunidades. Dudo mucho que esa gente me hubiese seguido, si yo no hubiese pasado antes por donde pasé, ni me hubiese formado de esa forma.”

- ¿Y tenés idea por qué tus apariciones interpretaron a tanta gente? O, dicho de otro modo, por qué fue que la pegaste en las redes sociales

- Sí. Tengo una teoría. Porque yo hacía canciones, o chistes, con un tinte político muy marcado. Lo que particularmente despertó interés es que era una chica hablando de esas cosas. Y era una chica jovencita, que se veía de determinada forma, que hacía determinadas cosas… Me ha pasado de conocer, en su momento, a personas que creían que yo tenía o a un político o a un hombre atrás mío, con quien yo estaba, o que me financiaba, y que me escribía lo que yo decía. No era tan común que una chica de 20 años dijera las cosas que yo estaba diciendo en ese momento. Si había personas haciendo eso, la mayoría eran varones.

Recién llegada de Bilbao y Madrid, donde realizó una mini-gira que incluyó una presentación en el marco de BIME (el mercado de música que se celebra en el País Vasco y que es uno de los más importantes del mundo) Femi se muestra agradecida por el apoyo que tuvo del INAMU, el Instituto Nacional de la Música, presidido por Diego Boris y Paula Rivera. “Mi proyecto es emergente y autogestivo. Sin su colaboración, no hubiese sido posible. Pude compartir tiempo con ellos y son gente muy amorosa. Fue una experiencia alucinante. Para mí es absolutamente impensado que una canción que compuse en mi casa me lleve a cantar a España, y que allá haya gente dispuesta a escucharla. Yo crecí en un pueblo muy chico, de Neuquén, y para mí todo esto eran cosas que les pasaban a estadounidenses con plata. No me imaginaba la posibilidad de tener una expresión artística y poder viajar gracias a eso. Fue un flash. Sin ese apoyo, sin ese incentivo, sin ese cuidado, hubiera sido sencillamente imposible”, concluye, sonriente.