La ciudad de la Casa de Tucumán lo vio nacer en 1938, para tres meses después mudarse a un conventillo de la ciudad de Buenos Aires junto a su familia. Desde entonces, #JaimeTorres cultivó su pasión por la música y por el charango, su compañero inseparable. Su mentor fue el artista boliviano Mauro Núñez, quien le enseñó cómo tocar y componer con su amado instrumento. Pero Torres también aprendió en la llamada "universidad de la calle", como lo declaró en una entrevista: "Yo no aprendí en ningún conservatorio. Los paisanos del campo, los hombres anónimos, me enseñaron todo lo que sé". El reconocimiento como músico no tardó en llegar. Para la década del ´70 se encontraba viajando con su charango por distintos países, como Estados Unidos, Japón y la ex URSS.

En 1974 se presentó junto a su banda en la apertura del Mundial de fútbol de Alemania, un hecho que sin dudas lo llevó a que su música se amplifique en todo el globo. "Me interesa la música del mundo y tocar en otros escenarios, pero cuando estoy en la montaña, la Puna o el Altiplano soy nada más que una sola oreja -explica el charanguista-. Sinceramente, en muchos casos salgo más conmovido de esos lugares que de los teatros", dijo al diario La Nación.

En 1995, se hizo acreedor del Premio Konex de Platino como "Mejor instrumentista de música popular Argentina", y en 2013, la Legislatura porteña lo declaró "Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires". Con ocho discos editados y toda una vida junto a la música, Jaime Torres llega el sábado 18 al Torquato Tasso con un show intimo en el que revisitará sus mejores creaciones.