Ilse Fusková en 1948

Últimos días para visitar La libertad de pasear sola, la exposición que reúne 67 obras de la fotógrafa y artista argentina que cumplió 90 años. Te contamos quién es y por qué no deberías perderte esta muestra en Walden Gallery.

Una imagen simple de un pasaje que ya no existe, donde predomina el blanco y unas figuras en el fondo completan lo que Ilse Fusková (nacida en Buenos Aires en 1929) considera fue su primer fotografía allá por el año 1953. A partir de entonces, se conforma la carrera de una artista perseverante, con una mirada autodidacta y aguda, a la altura de los grandes referentes de la fotografía moderna de nuestro país.

Como activista, luchó siempre por la igualdad de derechos en una época en la que expresarse acerca de ciertos temas parecía imposible. Sin embargo logró atravesar fronteras inimaginables, como asumir su sexualidad en televisión pública o co-organizar junto a Carlos Jáuregui en 1992 la primera marcha del orgullo LGBTTQ+ en Argentina.

La joven Felka, pseudónimo con el que primero firma sus fotografías (fueron varios los nombres que tomó a lo largo de los años), tenía una ventaja en relación a la mayoría de las mujeres de su época, era libre. Tenía auto, estudiaba periodismo, era azafata, tenía una carrera e ingresos propios. Colaboraba con reportajes y comentarios de cine en revistas como El Hogar, Chicas, Histonium, Mundo Argentino, Para Ti y Lyra.

A principios de los años 50, con poco más de veinte años, se movía por la ciudad y no solo por las zonas glamorosas, sino también por aquellas marginales. No puedo imaginarme a mi abuela ni a ninguna de sus amigas yendo de jovencitas solas a la Isla Maciel, pero Felka no era como la mayoría. Desde ese momento, Buenos Aires fue su gran fuente de inspiración y estímulo creativo.

  • Fotografía que ilustró el artículo Reportaje a los muros de la ciudad, revista Histonium, 1955
  • Niño y hombre en la puerta de la casa, serie San Telmo, 1955

La exposición La libertad de pasear sola en Walden Gallery con curaduría de María Laura Rosa, reúne los primeros trabajos que la artista hizo y nos enfrenta a dos series antagónicas, pero que sin embargo tienen en común poner el foco en el retratado. Por un lado están los amigos artistas e intelectuales a quienes captura desde un aspecto más cotidiano e intimista; por otro lado, personas comunes que habitaban lugares como La Boca o la Isla Maciel, aquellos que habían quedado en los márgenes del proceso modernizador que transformaba para siempre a Buenos Aires. Cada uno ocupa el mismo lugar de importancia e interés para Felka y juntos evidencian el enorme universo que la movilizaba entre 1953 y 1958.

  • Marta Gavensky y Sergio De Cecco, función de títeres en San Telmo 1955
  • Retrato de la artista Leonor Vassena

Como sucede con tantas mujeres, sin importar de que época estemos hablando, Ilse dejó en pausa su carrera durante una década para dedicarse a su familia y criar a sus hijos, o como bien describe la curadora hacer un "retiro doméstico". De los años 60 y 70, no se presentan fotografías, ya que la muestra no busca ser cronológica ni ocupar el lugar de retrospectiva, por lo que el segundo relato se centra en los 80 con una impronta bien distinta.

Fusková atraviesa un divorcio, se asume gay y se transforma en un ser político, militando por sus derechos y el de muchas otras personas. Plantada desde otro lugar, se une al Movimiento de Liberación Femenina a fines de los años 70, sumergiéndose en una nueva búsqueda estética, visual e ideológica.

Es por eso que la exhibición incluye una de sus serie más emblemáticas "El zapallo" de 1982, donde el cuerpo desnudo interactúa con el objeto cotidiano encontrado en la calle, con el que protege / tapa el sexo que al mismo tiempo alude a lo que se oculta. Como bien explica la curadora, la idea de navegar, inspirarse y nutrirse de la calle siempre está presente en todos los estados de su vida y su trabajo, tomando de ella, recolectando, militando o disfrutando.

El zapallo, 1982

En un contexto de militancia feminista durante los 80 y 90, ya asumida como mujer lesbiana, reflexiona acerca de la imagen de la mujer y la construcción de una identidad, no sólo en el arte sino en la sociedad.

En cuanto a la imagen, ella nos enfrenta a un desnudo femenino, realizado por una mujer, con el cuerpo como campo de estudio y expresión, no mera representación y figura pasiva. Muchas otras mujeres artistas latinoamericanas seguirían el mismo camino, pero ver estas fotografías demuestra lo adelantada que fue Ilse en su intento por romper cánones preestablecidos, en especial entendiendo que estas obras no llegaron a ocupar un lugar de relevancia en el mundo del arte en su momento… Era muy temprano para eso.