Antes del estreno de Puto y orquesta, el cantante, actor y bailarín se tomó un tiempo para participar de un vivo con Zibilia por Instagram. Esteban Rico, periodista LGBT y ex director del sitio web SentidoG, precursor en Latinoamérica de noticias para la comunidad gay, lésbica y trans, fue el anfitrión invitado.

Carlos Casella, fundador del mítico grupo de danza El Descueve, se ha desarrollado como cantante con espectáculos como Scorpio, Otra Cosa y su estandarte, Babooshka – Canciones de mujer que celebró su primera década el año pasado. También participó de obras de teatro, muchas de ellas de la mano del legendario autor y director Alfredo Arias, como Tatuaje, Cinelandia y más recientemente Happyland.

La entrevista se llevó a cabo en la previa del estreno de Puto y orquesta, un concierto desde el Teatro Picadero transmitido por streaming el 12 de noviembre. Como antecedente a este ‘show digital’, Carlos realizó en agosto un espectáculo para la productora Verbo.

“Cuando la gente de Verbo Comunicación me propuso que concretáramos una presentación que teníamos pendiente y que la hiciéramos en la modalidad streaming, primero tuve mucho rechazo. Me puse un poco reactivo a la idea -contó en el vivo-. Me pareció que iba a ser muy sufrido para mí, una experiencia no muy divertida. Finalmente me dejé llevar por la gente de Verbo y de repente me encontré haciéndolo. Al principio me sentí un poco incómodo y luego comencé a entender que hay algo para experimentar en este formato y que no hay que apurarse a juzgarlo porque esto no compite con la platea llena. Es un trabajo distinto, algo que viene a sumar una cara distinta”.

A Puto y orquesta, lo describió como la continuación y la contracara de Babooshka, esta vez la base del repertorio son, en su mayoría, canciones ‘de varón’. Llegado el momento de buscar una línea narrativa y estilística dentro del desarrollo del concierto, el cantante se preguntó de qué manera poder alojar ese repertorio, dentro de qué tipo de masculinidad. “Y ahí empezó un juego de buscar una idea sobre la masculinidad. Entonces pensé: ‘¿Qué voy a cantar, canciones de macho de los años ’30?’. Decidí hablar de mi idea de la masculinidad, que no es una, son muchas al mismo tiempo. Y el show juega con eso, con indefinir la masculinidad para volver a definirla de otra manera, de una forma poética que es algo que la música permite. Entonces cuanta más mezcla de autores, cuánto más lejanos sean los extremos, mejor”.

Acerca del título del espectáculo, aseguró que lo eligió para romper estructuras. El tagline del show es ‘Sobre el amor y la masculinidad’, un concepto que parecería chocar con el mote de ‘puto’ del nombre. El cantante remarcó que le gusta cómo queda esa combinación, lo soez de esa palabra que en la gráfica parece escrita con un dedo en la puerta de un baño y lo refinado del concepto de ‘orquesta’: “algo que podría estar en el escenario del Colón, algo sofisticado y clásico. Siento que en ese triángulo se arma un contraste y una fricción que me parece interesante como para vaciar esa palabra y volver a llenarla con lo que cada cabeza desee y permita”.

Con respecto a sus mezclas de repertorios que pueden ir de Kate Bush a Gloria Trevi, Casella reflexionó: “Me gusta correr los prejuicios que uno tiene sobre la música, sobre la poesía. Las canciones son canciones, en mi pensamiento o en mi gusto conviven Lía Crucet y Björk. Son poesías distintas, son planos distintos de lo musical, pero conviven. Lo que a mí me divierte, me estimula y me calienta es coser cosas incosibles, incombinables y de esa manera sacarle un poco de prejuicio a las cosas”.

Contó que su primera experiencia en un show de streaming tuvo repercusión en lugares como Australia, Canadá, Brasil, Chile y en muchos lugares de la Argentina. Esto lo sorprendió y más allá de lo que fue su experiencia durante el concierto, estas reacciones lo dejaron ‘cebado’. Sintió que había tenido mucha resonancia en su entorno y que no era algo a lo que le podía dar la espalda. Al día siguiente comenzó a hablar con salas para preparar un nuevo show y así fue como nació la idea de hacer Puto y orquesta. “Me parece que los que hacemos teatro y performance en vivo tenemos que ver cómo nos las arreglamos para tratar de transmitir lo mismo - dijo-. Tampoco es televisión, es teatro pasado por cámaras, entonces empiezan a entrar unos personajes que pueden llegar a ser muy interesantes que son los directores de cámara, la gente de visuales. Empieza a haber un equipo y se crea una interdependencia de lenguajes para sumar, no para restar. La idea también es que la gente se entusiasme en comprar entradas de esta manera, que se cope en consumir esto. Y luego, que sea lo que el cielo quiera…”

Esta combinación de géneros es la marca registrada de Carlos Casella. La provocación ante todo. Un porte de macho clásico que aloja una voz que escala alturas impensadas. “Me gusta pensar en lo ‘trans’ en el sentido de que los lenguajes escénicos también pueden ser trans. Desde ahí me identifico con lo trans no sólo enganchado a lo de género sino con hacer mestizaje de lenguajes: danza, canto, teatro. Eso me permite agarrar cualquier tipo de repertorio y mezclarlo. Tengo un territorio como artista un poco más trans, voy pasando de un lado a otro. Me encanta la mezcla, me gusta mucho usar la palabra ‘mestizaje’; ya no existen cosas puras, todos somos un poco trans, todos somos mestizos de algo. Lo que está puro ya no tiene fuerza, termina cayéndose de la mesa”, finalizó.