Yesterday, la nueva película de Danny Boyle (Trainspotting, Quien quiere ser millonario) estrena esta semana y su protagonista, un cantautor que sueña con la fama, parece ser el único capaz de recordar a los cuatro de Liverpool. El film nos dio la excusa para repasar la fogosa relación del grupo con el séptimo arte desde 1964.

Si The Beatles supieron crear un compendio de obras musicales que pasaron a la inmortalidad a partir de un imaginario totalmente nuevo en su momento y que todavía sigue mostrando originalidad, se suele olvidar sus aportes a otras artes como el cine. Lo cierto es que las incursiones de la banda de Liverpool en la pantalla grande se dieron por distintas vías, directas e indirectas, que incluían la inspiración que generaban en otros cineastas y relatos, pero también a ellos mismos como creadores, partícipes y/o protagonistas. 

El mundo cinematográfico Beatle es casi inabarcable y Yesterday, la nueva película del ganador del Oscar Danny Boyle, es un nuevo agregado que potencia aún más su legado y vigencia. Acá nos quedamos con un pequeño pero representativo recorte, como para ir zambulléndose en el particular universo audiovisual que contribuyeron a crear.

Anochecer de un día agitado (1964)

El debut en la pantalla grande de The Beatles fue una especie de meteorito, que sentó las bases para futuros films de la banda pero que también influenció en la forma en que otros músicos se aproximaban al cine. La libertad que exuda la película dirigida por Richard Lester se debe en parte al reinado del free cinema desde hacía casi una década, y en buena medida a que United Artists, el estudio detrás del proyecto, no estaba muy interesado en el film en sí mismo, sino en la explotación de las ganancias que iba a dar la banda sonora.

Pero no se debe subestimar como explicación el hecho de que John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr estaban un poco locos, y sus locuras se sumaban a las de Lester, un realizador que nunca le temió a la experimentación y la ruptura de expectativas. El planteo era simple: seguir dos “típicos” días en las vidas de los Beatles mientras se preparaban para un recital en televisión. Claro, lo “típico” para ellos era la anarquía pura. Un film imprevisible desde el primer minuto, con algunos momentos (como el arranque) memorables.

Help! (1965)

De acuerdo a los propios integrantes de la banda, estaban experimentando con marihuana en el momento del rodaje de esta película, lo cual explicaría las incoherencias de algunas líneas de diálogo. Se podría trasladar esto a unos cuantos aspectos del film, donde Lester vuelve a dirigir a los fabulosos cuatro de Liverpool en un relato que inicialmente se pensó como un western pero que terminó siendo una aventura diferente. Una aventura delirante por cierto, donde Ringo se convertía en el blanco de un culto que buscaba realizar un sacrificio humano, por lo que sus compañeros debían protegerlo.

El juego con los géneros se profundizaba, lo mismo que la voluntad de quitarle todo atisbo de solemnidad a la fama, hasta convertir todo en una parodia tan desatada como divertida. Una película que ratificaba que uno de los grandes méritos artísticos de The Beatles era su pulsión constante por el riesgo, por apartarse de los lugares previsibles, para siempre tratar de crear algo nuevo.

Yellow Submarine (1968)

Primer y único largometraje del animador canadiense George Dunning, este film tomaba como punto de partida la famosa canción compuesta por John Lennon y Paul McCartney en 1966 para ir construyendo una aventura que era también un gran viaje por el imaginario Beatle. Y que era, a la vez, el reflejo del pensamiento de un sector joven que en esa época quería cambiar todas las reglas. Lo llamativo es que la participación de la banda en el proyecto fue cuando menos limitada: ellos habían odiado la serie The Beatles, emitida entre 1965 y 1967, y producida también por Dunning, con lo que solo aceptaron incorporarse como una forma de completar su contrato cinematográfico.

Apenas si aportaron sus voces, contribuyeron con algunas canciones viejas y cuatro números producidos rápidamente: Only a Northern Song, Hey Bulldog, All Together Now y It's All Too Much. Sin embargo, ellos fueron los primeros sorprendidos con el producto final, a tal punto que decidieron actuar en el epílogo de acción en vivo de la película. Razones no faltaban: estamos ante un film no solo innovador por la forma en que utilizaba la materialidad animada, sino también divertidísimo, donde las formas y tonos se alteraban a cada minuto, con increíble lucidez.

El sargento Pepper y su banda (1978)

Cuando ya había transcurrido un tiempo considerable desde la separación de The Beatles, apareció este film, que es uno de los primeros ejemplos de explotación de un legado, le guste a los integrantes de la banda o no. De hecho, los cuatro de Liverpool rechazaron este film, que se apropia de canciones famosas como Because, Strawberry fields forever y Lucy in the sky with diamonds, entre muchas otras, para delinear un relato sobre una banda que comienza a tener un gran éxito pero debe luchar contra fuerzas oscuras en la industria de la música.

El film, dirigido por Michael Schultz, se inspiraba en la obra de los Beatles, pero quizás también en sus personalidades y dilemas íntimos, y quizás eso era lo más incómodo para ellos. Lo cierto es que acá tenemos un buen ejemplo de ese particular género llamado ópera rock, con participaciones de artistas como Peter Frampton, los Bee Gees, Aerosmith, Elvin Bishop y Alice Cooper.

Locos por ellos (1978)

Robert Zemeckis, un realizador siempre interesado por ese inagotable tópico que es el paso del tiempo –por algo luego haría películas como Volver al futuro y Forrest Gump- entrega un film centrado en seis jóvenes que en 1964 hacen todo lo posible para asistir a un concierto de los Beatles y conocer a sus ídolos.

Los temas principales en el film son tan obvios como potentes: la idealización de los artistas, la juventud como un momento tan pujante como efímero, la noción de que hay momentos irrepetibles e inolvidables. Zemeckis, con esta película –que por algo tenía como título original I wanna hold your hand, esa notable canción sobre la necesidad de afecto compuesta por Lennon y McCartney- empezaba a darle el adiós definitivo a la beatlemanía, una época (y una forma de ver el mundo) que ya nunca más se iba a repetir.

Yesterday (1985)

Este film polaco dirigido por Radoslaw Piwowarski, es una verdadera curiosidad, porque su historia sobre un grupo de jóvenes que en los 60 decide armar una banda para tocar canciones de The Beatles en la fiesta de graduación de su colegio, sirve de plataforma para hablar de la otra Historia. Esa que estaba transcurriendo en el lado Este, en los países que formaban parte del Pacto de Varsovia, con gobiernos autoritarios que se desempeñaban bajo el paraguas de la Unión Soviética.

Afiche ruso de la Yesterday polaca.

Si la música de los Beatles escandalizaba a unos cuantos sectores en Occidente, imagínense en la Polonia comunista, donde la censura y represión eran moneda corriente. Una película con tonalidades oscuras y nostálgicas, pero que aun así se permitía unos cuantos momentos de humor y que, mirando hacia los 60, supo anticipar la decadencia del comunismo polaco hacia finales de los 80. 

Backbeat (1994)

Con unas cuantas licencias y libertades creativas –bastante productivas, por cierto- esta película dirigida por Iain Softley narra los primeros pasos de The Beatles, cuando se formaron en Liverpool y emprendieron una gira por Alemania, antes de saltar a la consideración mundial en 1963.

El personaje clave aquí es Stuart Sutcliffe (estupenda actuación de un joven Stephen Dorff), gran amigo de John Lennon y excelente pintor que tocó en el grupo durante una temporada, aunque su talento musical era limitado. Él es el verdadero protagonista, un genio algo incomprendido que deja pasar el tren de la fama en pos de un gran amor y que luego, tras un trágico final, queda relegado a un lugar totalmente secundario en la gran Historia de los Beatles. El acierto del film es dejar de lado las idealizaciones y centrarse más en las pasiones, en esas pequeñas grandes decisiones que cambian todo.

Nowhere boy (2009)

La ópera prima de Sam Taylor-Johnson (quien luego dirigiría ese esperpento llamado Cincuenta sombras de Grey) es un interesante abordaje sobre la infancia y juventud de John Lennon. Este biopic se permite pensar al legendario artista con una perspectiva alejada del carácter icónico con el cual se lo suele evocar, focalizándose en esos momentos donde su personalidad todavía se estaba construyendo pero ya se podían intuir sus rasgos de genialidad.

De paso, encuentra en algunas mujeres que lo rodearon –su rígida tía, su libertaria madre- personajes algo olvidados por la “historia oficial” pero que fueron vitales para comprender su visión sobre el mundo. Una película algo subestimada en el momento de su estreno, que cuenta con muy buenas actuaciones de Aaron Taylor-Johnson y Kristin Scott Thomas.