La visita a una mega exposición en la ciudad de Florencia es el puntapié inicial que me llevó a conocer mejor la obra de uno de los artistas más sobresalientes del panorama actual del arte: Olafur Eliasson. “En tu tiempo” es el título de la muestra más grande que haya realizado en Italia. Se presenta en el Palazzo Strozzi y reúne tanto obras históricas como piezas site-specific, diseñadas especialmente para responder a la arquitectura renacentista del palacio. Los invito a conocer este universo extraordinario.

Como sucede habitualmente con los artistas contemporáneos en un mundo cada vez más nómade, es difícil ligar a Olafur a una nacionalidad. Si bien nació en Dinamarca, pasaba la mitad del tiempo en Islandia donde vivía su padre. Ya en su vida adulta se instaló en Alemania, donde construyó su estudio. Crecer en lugares donde la naturaleza era muy predominante sería determinante en las referencias que el artista incluiría a lo largo de toda su trayectoria artística, junto a planteamientos filosóficos inherentes.

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El arte y la filosofía han estado siempre intrincadamente unidos; de hecho la filosofía desarrolló a la estética como una de sus ramas. Y es que ambas disciplinas están atravesadas por las mismas preguntas e inquietudes que hacen mover a los hombres a actuar y reflexionar para intentar darles respuesta. 

Una pregunta constante en la obra de Olafur es acerca de la existencia de la realidad, de la cual descree absolutamente como una entidad fija y unívoca. Su postulado es que la realidad es diferente para cada uno y en cada momento, por eso sus obras fuerzan esta diversidad de perspectivas en las que, en una misma sala y ante una misma pieza, los espectadores pueden ver y experimentar cosas muy distintas.  

Para Olafur nada es verdaderamente real, sino que todo es ‘casi real’, y el último salto desde lo ‘casi real’ hasta lo ‘verdaderamente real’ es la imaginación. Es desde donde parte la producción de sus obras. 

Under the weather

La ilusión

Hay una sensación de magia ineludible que nos alberga cuando tenemos el primer contacto con las obras de Eliasson, una especie de ilusión óptica que da paso a querer profundizar en ellas hasta comprender sus mecanismos. Luego llega un momento de revelación, porque el artificio está al descubierto, no hay secretos. 

Un arco negro, semicircular, se curva en la diagonal de la sala, tocando el piso apenas en un punto. Visualmente, el semicírculo se completa a través de su reflexión en un espejo en el techo, dándonos la ilusión de un anillo gigante atravesando la superficie. Al ingresar, creemos que el anillo está completo. Pero al levantar la vista, vemos a otras personas y a nosotros mismos allí arriba, reflejados.

Un momento de desorientación y alienación se dispara cuando vemos el espejo por encima y descubrimos la falsedad de nuestra primera impresión. En “¿Cómo vivir juntos?” el anillo se convierte en un puente entre dos mundos.

Otra pregunta que se plantea el artista tiene que ver con cómo sería ver en blanco y negro, como si todos los otros colores se hubieran desvanecido. Olafur desarrolló una luz monocromática de tono amarillo que hace desaparecer los colores. Inmersos en ella, todo el entorno y hasta nosotros mismos nos percibimos de pronto en tonos de negros y grises. Esta ausencia del color nos permite experimentar una sensación escalofriante, ya que altera nuestra percepción de manera radical. 

Tomorrow

Una de sus series más conocidas es la de las ventanas. En uno de sus primeros talleres, no había ventanas, por lo tanto Olafur decidió crear una a través de una proyección. La ilusión es relativa, porque al cabo de unos minutos vemos el proyector que la genera, a pocos metros. Para esta muestra, Olafur diseñó la pieza “Tomorrow”. En la sala, la supuesta luz del sol que ingresa por las ventanas se proyecta en las paredes y en una pantalla, generando la sensación lumínica de un atardecer, mientras en la calle brilla un sol resplandeciente.

Si indagamos un poco en la materialidad de la obra, podemos descubrir que en la vereda de enfrente, sobre otro edificio, hay tres reflectores instalados que crean patrones con la forma enrejada de la ventana. Unos filtros especiales añadidos a las luces producen una proyección que va entre los rojos y los amarillos, regalándonos esa reminiscencia a los últimos momentos del día.

Los elementos de la naturaleza

Eliasson sostiene que la forma en que observamos el mundo no es natural, sino cultural. Una de sus principales estrategias consiste en intentar captar elementos de la naturaleza, extraerlos de su entorno y reproducirlos en otro contexto. Busca poner en evidencia situaciones que nos rodean y de cuya magnificencia a veces nos olvidamos. Elementos simples como un arcoiris, la luz del sol o una cascada, con lo que nos permite volver a maravillarnos tomando contacto con ellos a otro nivel. 

Esto es lo que sucede con “Beauty”, una cortina de agua y niebla en medio de una sala a oscuras, con un suave haz de luz apuntándole. Dependiendo de la posición del visitante, un arcoiris se hará presente en el agua. La obra cambia dependiendo del el ángulo desde el que se mire, ya que el agua y la luz cambian en respuesta a la distancia y el movimiento de la gente.

Olafur Eliasson Studio

La colaboración

Por supuesto, Olafur no trabaja solo. Si bien sigue primando la idea del artista como "genio individual", la mayoría de los artistas que alcanzan este nivel internacional trabajan con un equipo para resolver todas las cuestiones técnicas y logísticas que requiere la producción y exposición de sus obras. Como si de un taller renacentista se tratara, el equipo de Eliasson es multitudinario y multidisciplinar. En 1995 creó el "Studio Olafur Eliasson" en Berlín, donde trabaja junto a artesanos, arquitectos, investigadores, técnicos especializados, electricistas, programadores e historiadores del arte.

En la Bienal de Venecia 2017, el artista formó parte de la exhibición "Viva Arte Viva", con una propuesta de dimensiones pocas veces vistas. Se trataba de “Luz verde. Un taller artístico”. Este proyecto funcionaba como respuesta a la situación geopolítica actual en la que millones de personas han debido abandonar sus países a causa de las guerras y la pobreza extrema. Brinda una luz verde metafórica a los solicitantes de asilo, refugiados y migrantes al invitarlos a participar en un programa de aprendizaje compartido. El pabellón incluía una consultoría con abogados acerca de cuestiones vinculadas a migraciones y un taller para la construcción de lámparas, así como cursos de idiomas, seminarios, intervenciones de artistas y proyecciones de películas.

¿Cómo podemos vivir juntos?

Estas lámparas modulares funcionan de manera autónoma o pueden combinarse para crear estructuras más complejas. Se fabrican con materiales sostenibles o recuperados, como madera de fresno europeo, vasos de yogur, nailon reciclado, bolsas de plástico usadas y LED de color verde. Las lámparas fabricadas durante la Bienal se vendían mediante una contribución de 250 euros, a través de una campaña de recaudación de fondos para los programas de diversas organizaciones humanitarias que trabajan con refugiados.

En definitivsa, la obra de Olafur hace que sobrevuele la pregunta acerca de si es posible cambiar el mundo a través del arte. Eliasson lo intenta a través de sus proyectos comunitarios y nos impulsa a hacerlo a través de la experiencia mágica y emocionante de repensar de que manera experimentamos el mundo y lo compartimos con los demás.