Llegó a los cines Leyenda feroz, un documental que indaga en el proceso de producción, el impacto que tuvo y el legado que Tango feroz, uno de los clásicos ineludibles del período democrático del cine argentino. A través de entrevistas, pasajes del film de Marcelo Piñeyro, fragmentos del detrás de escena y una exploración de las locaciones de rodaje, consigue ser un potente retrato de época, tanto en lo cultural como en lo político. ZIBILIA entrevistó a sus creadores, Denise Urfeig y Mariano Frigerio, para charlar sobre cómo se originó el proyecto, su construcción estética y cómo ven en la actualidad a una película que marcó a fuego a toda una generación.

¿Cómo se origina la idea de hacer un documental sobre Tango feroz?

DU: Ya habíamos hecho un documental llamado Carroceros, sobre Esperando la carroza. Cuando la presentamos tuvimos muchas más repercusión de la que esperábamos, lo que impulsó nuestras ganas de querer seguir haciendo documentales sobre películas argentinas y Mariano propuso hacer un film sobre Tango feroz. Sentimos que, aunque en un sentido diferente al de Esperando la carroza, es una película muy importante para el cine argentino. Fue bisagra, hizo que muchos chicos y chicas fueran al cine, en muchos casos por primera vez o sin sus padres. Además es una película que alcanzó gran éxito en cuanto al público y todo lo que significó la banda de sonido, por la cantidad de CDs que vendió.

MF: Aprovechando la experiencia que ya teníamos lo primero que hicimos fue hablar con Claudio Pustelnik y Marcelo Piñeyro, productor y director de Tango feroz, lo que nos permitió tener una mejor idea del conflicto alrededor de la escritura del guión, para conseguir los derechos de las canciones y concretar la película. Nos quedó claro que la historia de Tango feroz tenía muchos elementos para compartir además del fenómeno cultural. También nos interesaba mostrar lo que era el mundo de la crítica y cómo estas películas tan populares y masivas no son bienvenidas, algo que ya había pasado con Esperando la carroza.

¿Qué experiencias aprendidas en Carroceros se aplicaron a Leyenda feroz?

DU: En principio el camino a seguir. Sabíamos que lo primero que teníamos que hacer era acercarnos a la persona que fuera dueña de los derechos de la película, para poder hacer uso de ella. Sin eso y los protagonistas, no había documental posible, algo que tuvimos claro desde el principio. Después, hubo cosas de la realización que mejoramos. Por ejemplo, en Carroceros el proceso fue mucho más largo y artesanal, con diferentes personas involucradas. Acá, empezamos y terminamos con el mismo equipo, lo cual es fundamental porque se piensa entre todos. En ese sentido, Leyenda feroz es más prolija.

MF: Con Carroceros, estábamos arrancando y había cuestiones estéticas que se nos escapaban. Con Leyenda feroz, hubo cosas que pudimos establecer a priori, como lugares donde queríamos entrevistar a la gente o el tono de la fotografía. Tuvimos una aproximación estética más definida.

Llama la atención el trabajo de montaje que hicieron a partir de la combinación de escenas de la película y de cómo fue su rodaje. ¿Cómo se proveyeron de esas imágenes?

DU: Las imágenes del backstage vienen con el VHS de Tango feroz, que compramos y digitalizamos, mientras que el trabajo de montaje lo hizo Karina Expósito. Si bien teníamos claro cómo contar la historia, la estructura que queríamos, que íbamos a mostrar las locaciones de la película y cómo están ahora, ella hizo un trabajo genial y le agregó mucho.

Precisamente, otro aspecto llamativo del film es cómo establecen un diálogo con esas locaciones, el contraste entre el espacio que se ve en la película y ese mismo espacio vacío o cambiado por el paso del tiempo.

MF: Ya desde el guión queríamos ir por ese lado. Tango feroz tiene en Buenos Aires a una protagonista más y nos parecía que podía ser muy rico sumarlo. Además, nos interesaba mucho ver las implicancias del paso del tiempo, en qué cambia una ciudad a lo largo de treinta años. No solo cambiamos nosotros o los protagonistas de Tango feroz, sino también la ciudad. O no: hay ciertas locaciones que están igual que hace treinta años y nos atraía mostrar eso.

¿Ustedes vieron Tango feroz en el momento de su estreno? ¿Son parte de esa generación que todavía recuerda la experiencia de verla en el cine?

MF: Sí y Leyenda feroz nos salió muy emotiva por eso. Fue la primera película adulta que vi en el cine y es un hito en mi vida porque en parte me dediqué al cine gracias a ella. Algo parecido les sucede a mis amigos de la primaria, que flashearon cuando se enteraron del proyecto. Hay algo afectivo que nos liga con la película.

DU: Para el estreno le escribí a un grupo de compañeros del secundario y les decía "esta película me hace acordar a ustedes" y algunas de las respuestas eran, "fue la primera película que fui a ver sin mi mamá". Todos los de mi generación recordaban dónde y con quién la vieron.

¿Qué cuestión particular recuerdan ustedes?

DU: Yo la vi con amigas en el cine América. Me acuerdo de los encendedores, algo que ahora sería una locura y de la gente que estaba sentada en los pasillos, algo que ahora tampoco se puede hacer. Me acuerdo que salí enardecida, con toda esa carga de rebeldía, totalmente enamorada de Fernán Mirás, que estoy casi segura que fue el primer varón desnudo que vi en mi vida. También recuerdo que una amiga arrancó un afiche de la calle y se lo colgó en su habitación.

¿Había algo de experiencia religiosa o mística?

MF: Obvio. Yo soy más joven que Denise y vi el fenómeno un poco por afuera, porque tenía unos doce años en el momento del estreno. Recuerdo la desesperación para que mis viejos me acompañaran, porque no podía ir solo, y que me terminaron llevando cuando el film ya llevaba varios meses en cartelera. También hay que tener en cuenta que en esa época había menos programas de televisión, menos información y cosas circulando, por lo que Tango feroz, cuando se convierte en un éxito, ocupa todo. Por eso en el documental mostramos lo que pasó el programa de Mariano Grondona, lo que demuestra que era muy difícil escaparse de Tango feroz. Como todo gran fenómeno, tiene sus fervientes defensores y sus detractores. Se la puede correr por izquierda y por derecha. Calificarla como una película "marxista" como dice Grondona o decir que era una mierda light, como sostenían los rockeros de pura cepa.

Cuando volvieron a ver Tango feroz, ¿Qué sensaciones les generó?

DU: Es una película que hay que ver con ojos de esa época, los de la adolescencia. A mí me pasó de todo en su momento y cuando la vi otra vez no me pasó lo mismo porque tengo otra edad. Me genera mucha nostalgia y prefiero quedarme con el recuerdo de la primera experiencia.

MF: Creo que cuando uno ya tiene el afecto por un consumo determinado ya no te podés separar de esa sensación. Me pasa con todo lo que veo, no puedo hacer luego un análisis objetivo, ya que se instalan en un lugar emocional de mi cerebro.

¿Qué les pasó cuando entrevistaron a Quintín, representante de esa crítica que en su momento demolió la película?

MF: Fue uno de los días más graciosos de nuestras vidas. Pensamos que iba a ser un viejo malo que nos iba a maltratar, que nos iba a boludear y resultó ser muy amoroso y educada, capaz de separar la persona humana de la creación. En este caso de Marcelo Piñeyro, a quien nunca agrede. Me hubiese muerto si eso pasaba, porque Piñeyro es mi ídolo. Simplemente odia su filmografía.

DU: Nos dolía la cara de reírnos y nos costó cortarlo porque era todo genial. Nos decía "Piñeyro me parece un tipazo, me lo he cruzado varias veces, pero la película es malísima". Y no le parece que esté mal decirlo porque tiene fundamentos.

Es que la película de ustedes es celebratoria de Tango feroz pero también se permite incluir puntos de vista negativos.

DU: Y sí, porque queríamos contar un poco todo. Lo mismo con los músicos que no dieron sus derechos y que están muy en contra al día de hoy. Todo eso lo queríamos contar porque era parte del proceso por el cual se hace una película. Además, entre comillas, gracias a ellos, la película tomó un rumbo nuevo, Piñeyro tuvo que cambiar el guión y se compuso El amor es más fuerte.

MF: Agrego un dato sobre Quintín: a Piñeyro le causó mucha gracia su intervención, lo que nos alivió mucho. Para nosotros era importante no hacer una película que fuera 100% homenaje y celebración porque hubiera sido muy tendencioso y un poco mentira. Trabajamos mucho para conseguir los testimonios de Quintín y los demás rockeros por más que fueran duros, para darle voz a esos disidentes con el mayor respeto posible.

¿Qué representó entrevistar a Piñeyro?

MF: Todo lo referido al equipo de Tango feroz fue fácil. Para ellos siempre fue todo halagador y se prestaron sin problemas. Marcelo se copó con todo y nos cedió el material que necesitábamos, sumado a que jamás nos preguntaba nada. Cuando terminamos se comunicó para poder verla y le dijimos que por favor esperara hasta el momento del estreno y accedió sin poner peros. Descubrimos que todo el mundo de Tango feroz es muy amoroso, gente que ama el cine y con la que entablamos una especie de amistad.

La película ya fue presentada en el BAFICI. ¿Allí estuvo Piñeyro? ¿Cómo fue la proyección?

DU: La vio por primera vez ahí con el cine lleno de gente. Estuvieron también Cecilia Dopazo y Federico D´Elía. A Marcelo le encantó, se re emocionó, habló al final y dijo palabras muy lindas. Teníamos muchos nervios en particular por los pasajes donde están los detractores, pero a todos les encantó.

¿Cómo ha sido hasta ahora la recepción del público?

DU: Les encanta. Las dos funciones del festival fueron muy emocionantes. Además, con este contexto del cine argentino y la cultura se genera algo especial. Estamos muy contentos con la repercusión que está teniendo el documental.

¿Tienen pensado seguir con alguna otra película emblemática del cine argentino?

DU: Por ahora no. ¿Sugerencias? En una entrevista, me sugirieron que sigamos con Juan Moreira. Pero nos tiene que pasar algo a nosotros con la película. Yo soy muy fanática del Nuevo Cine Argentino pero no tenemos nada previsto.

MF: No tanto como Esperando la carroza o Tango feroz pero el cine de Fabián Bielinsky fue lo que más me conmovió de estas últimas décadas. Igual, estamos tan en la cresta de la ola de Leyenda feroz que tenemos que esperar unos meses para volver a pensar con qué queremos seguir.