En pleno auge de "Imprenteros", haciendo funciones por Mar del Plata y La Plata y volviendo en breve a CABA para retomar ahí en el teatro 25 de Mayo los viernes de julio, la actriz Lorena Vega se toma un respiro en su apretada agenda que incluye además funciones de La vida extraordinaria de Mariano Tenconi Blanco (es la tercera obra del autor y director que Vega protagoniza.

“Me siento aliada también de su estética, de su propuesta” y con Valeria Lois para reflexionar sobre su presente. A pocos meses además de ver la luz el libro de "Imprenteros", un proyecto en el que vienen trabajando hace años, con textos inéditos de Vega que produjo sobre estos años pandémicos:

“En el libro se cruzan la familia y el trabajo que es de alguna manera la hipótesis de "Imprenteros" como obra de teatro y eso se trasladó. Sucedió que el libro tiene algo de ese mundo y de ese procedimiento. Evidentemente es ahí donde aparece mi voz narradora. Hay relatos que están en el libro que habían quedado afuera de la obra y otras cosas que nunca pensé que iban a aparecer, relatos y episodios que tienen que ver con mi mamá, en el momento en que tiene que hacerse cargo de nosotros tres una vez separada de mi papá. Aparecen cosas que ni yo sabía que me acordaba y están ahí escritas, prensadas. Mucho cruce de información. Genética y semántica”, repasa Vega, protagonista en todo sentido de "Imprenteros" porque por primera vez en su carrera la historia es la historia de su propia familia, del legado de su padre, de la profesión, de sus hermanos. Y por eso, como el material se volvía cada vez más biodramático fue al taller laboratorio de Vivi Tellas –fundadora de este género a comienzos del 2000- y le dio rienda suelta.

Primero "Imprenteros" fue un experimento que Vega mostraba en el Centro Cultural Ricardo Rojas y ya estaba. Cuatro martes gratis, en el ciclo Familias, curado por Maruja Bustamante allá por 2018. La obra cobra vida propia, se convierte en un suceso, las funciones se agotan, el boca a boca tan potente comienza a hacer su trabajo y ya no hay vuelta atrás. “Cuando me convocó Maruja Bustamante me dijo que no tenía por qué ser una obra de teatro, que podía durar tres minutos, era súper amplio, bien experimental. Terminó siendo una obra de teatro de una hora 15 minutos. Las políticas culturales de apoyo a la investigación, incluso cuando dan el espacio a que las cosas salgan mal, son fundamentales. Que tomen esos riesgos y apuesten”.

De obra a libro y luego a registro audiovisual porque también ese proyecto está en marcha, convierte a Vega en directora y narradora cinematográfica por primera vez, primera vez de verdad porque en la ficción ya lo había sido en la experiencia audiovisual. El público de Mariano Pensotti, una de las obras más inquietantes e interesantes de los últimos tiempos que se puede ver en funciones esporádicas pero de las que vale la pena estar atentos.

“Mi personaje hace de una directora que está filmando una película sobre su propia historia y la desaparición de su madre en dictadura. Ella tiene la imagen de una de las personas del grupo de tareas que entró en su domicilio y cuando está eligiendo a los extras se da cuenta que está este hombre y lo contrata especialmente para la película. Y ahí aparece algo que es un gran tema en los grupos de derechos humanos: cómo se mira, se transita y se tramita el tema de la justicia cuando sos parte tan central de la historia. Cuando la justicia no está, todo el dilema en relación a la justicia por mano propia, hasta dónde, cuándo, de qué manera. Desde otro lugar pone eso en foco. Es muy interesante con la sutileza con que Mariano Pensotti lo armó, es incómodo el trabajo”.

El público narra las historias particulares de cada uno de los espectadores que fue a ver una obra y pone a trabajar esta hipótesis que ya convirtió Pensotti en sello propio y es qué pasa con cada uno del público que se encuentra con una ficción. La obra, Diciembre, que nunca veremos, narra la sórdida historia de nuestro diciembre de 2001. “La ficción cumple un rol fundamental en la sociedad, en los grupos culturales. No es lo mismo vivir comunicados y conectados al lenguaje de la ficción que no tener relación con eso, pero nadie escapa, en todos lados está”.