Leo Parra Castillo, el músico colombiano, lanza su primer trabajo discográfico Big Road y lo presentará en Lucille en una noche altamente recomendada para los amantes del blues. Acompañan a Parra Castillo los músicos Homero Tolosa (batería y percusión), Mauro Bonámico (contrabajo), Fernando Vázquez (armónica), Andrés Fraga (armónica), Yair Lerner (trompeta) y Gilda Guichenduc (chelo).

Aunque contiene canciones propias, el disco es una fuerte apuesta al blues más esencial y tradicional incluyendo canciones de históricos blueseros como Fred McDowell, Charlie McCoy, John Lee Hooker y otros. El disco impacta por la autenticidad del espíritu bluesero que recorre todas las canciones y, sin duda, por la voz magnética y transportadora del bluesman bogotano.

El disco, con portada por Sebastián Mercau, contiene un track oculto, "Grinnin' in your face" cantada acapella.

Según cuenta Parra Castillo, el blues lo encontró y lo eligió a él. Curiosamente, fue la actriz y cantante colombiana Natalia Bedoya quien le señaló su especial talento para el género y lo apuró a decidir qué hacer con el. Ese señalamiento lo marcó con un timing casi providencial y le dio envión para transitar el camino del cual aun no se ha apartado.

Un Smoking Underdog

Si intentáramos trazar su viaje hasta el presente, los primeros pasos por su Big Road, seguramente un punto de partida sería la educación bilingüe de este bluesman. Formado en el colegio Abraham Lincoln de Bogotá, Parra Castillo ostenta un excelente inglés que utiliza con increíble comodidad, fraseando de manera que uno creería solo propio de nativos de la lengua. Tal es su dominio que su voz logra capturar al oyente y trasladarlo a una suerte de tiempo paralelo, podemos estar en Chicago y Buenos Aires al mismo tiempo.

Leo siendo parte de la banda Smoking Underdog.

Quizá la segunda estación, ya de “carga”, sería su primera educación musical. En el plano formal, el músico estudió en la Universidad Javeriana y la Universidad del Bosque en Colombia de la cual se graduó como con el título de guitarrista clásico. Y en el plano informal, Parra Castillo persiguió su gusto instintivo por por el heavy metal y bandas como Pantera, Sepultura y Metallica.

Sus primeras incursiones como performer las realizó como parte de la Smoking Underdog, una banda de sonido funky pero también progresivo. Fue el clarinetista Ivan Zambrano “Ultraman” quien lo invitó y Parra Castillo aceptó el puesto de guitarra rítmica. Con los Underdog, editó un disco y tocó repetidas veces en muchos festivales importantes de Bogotá. Según recuerda Parra Castillo, Smiljman, el líder de la banda, era un loco de los excesos que con una sola rasgueada de guitarra hacía erizar los pelos. Fue por ese entonces que el joven estudiante de la guitarra clásica comenzó a sentir el magnetismo del blues y su sonido arcaico.

Dicen que el cuerpo habla lo que la boca calla

Después de cinco años con los Smoking Underdog Parra Castillo se decidió a retomar la senda de los estudios clásicos en guitarra. Su técnica y su conocimiento formal del instrumento mejorara día a día. Su rutina diaria consistía en practicar, practicar, practicar. Sin embargo algo sucedió que cambio el curso de su vida: una fuerte tendinitis atacó su mano izquierda y, de un día para el otro, sin previo aviso, no pudo tocar más y el camino proyectado por la vía de la academia se desdibujó.

Durante seis meses largos de inactividad guitarrística, el músico fue cayendo en la cuenta que la guitarra era un instrumento nada más, que tenía su voz para expresarse, que el virtuosismo ni el mundillo inherente a la música clásica no encajaba fielmente con su propio temple. Ese “nosequé” necesario lo encontró en el blues. De ahí en adelante, el ariano puso toda su energía y atención en la búsqueda y el aprendizaje del blues: conocer las figuras que lo componen, las métricas y fraseos, y por sobre todas las cosas, el espíritu que lo envuelve.


Buenos Aires Blues

“¿Vos sabés que en la Argentina hay una escuela de blues no?” le dijo Juan Mario Monroy, un profesor de guitarra clásica que siempre lo pescaba haciendo frases blueseras con la guitarra. Y el joven músico vendió sus pedaleras y guitarras y viajó a Buenos Aires a estudiar en la Escuela de Blues de la calle Libertad. Una vez acá, el mundo bluesero lo envolvió y rápidamente tomó contacto con un listado interminable de músicos entre ellos Mariano Manzione y Andrés Fraga, con quienes armó el trío Preaching Blues que se presentó no solamente por el interior de Argentina, sino también internacionalmente en Colombia, Perú y Ecuador.

Es casi imposible seguir y hacer un prolijo recuento de la cantidad de viajes y shows que posee esta ave blusera. Se nutre con colegas como: Gabriel Grätzer, Soledad Cabrera, Fer Couto y Felipe Herrera y Julio Fabiani, con quien toma clases de guitarra. Forma parte de Gin Tonics, toca con Fernando Vázquez (con quien graba un EP de cuatro canciones a mediados del 2016), Ximena Monzón, Sol Bassa, Flor Horita y Pilar Padín. En síntesis, nunca deja de tocar, sea en Uruguay, Brazil o donde toque estar.

Cabe sí destacar su participación en el Open Folk festival a principios del 2015 donde habla por primera vez con Julio Fabiani sobre la posibilidad de grabar un disco, hoy “Big Road”. En octubre del 2015 participa del Concurso de Bandas organizado por Blues en Movimiento que le permitió tocar en el prestigioso Buenos Aires Blues Festival, abriéndole las puertas hacia un abanico mayor de contactos, posibilidades y caminos a seguir.

“En Buenos Aires hay una gran movida musical y el blues es amplio, con muchos más y mejores músicos de los que encontré en otros países - nos contó Leo Parra Castillo-. Cuando la suerte iba de malas pude tocar en el tren, o en la calles de Palermo o en la estación Aristóbulo del Valle sin ningún problema. Mientras tenga mi voz y mi guitarra, no voy a morir de hambre (...) Vine a la Argentina a aprender, es una etapa clave para nutrirme a través de los colegas amigos y la gente que quiero y también la que no se quiere tanto. Aquí hay muchas personas que admiro de corazón, sentimiento y razón.”