Las salas del Malba se transformaron, como hace tiempo no veíamos, para darle lugar a una ambiciosa y necesaria muestra de diseño argentino, "Del cielo a casa", con varias particularidades y novedosos aspectos desde la curaduría, puesta e investigación. Si se consideran personas nostálgicas, si les apasiona la historia o si sienten que no saben tanto acerca de nuestro legado y cultura cotidiana, entonces esta es una exposición que deben visitar. 

Del techo cuelga una Merengada gigante. Se trata de una escultura de Martín Di Paola, un sello identitario del arte argentino de los años 90 que hemos visto en otras ocasiones, pero que en este contexto cobra un sentido completamente diferente. ¿Quién es el o la creadora de la Merengada? esa galletita, que todavía hoy despierta pasión y rechazo. Mí hija dice que es como comerse ese chicle que no le permito. A ustedes, ¿a qué les remite? ¿Cuáles son las galletitas y golosinas que marcaron sus infancias?

Todos las piezas de diseño, elementos, archivos y objetos que forman parte de "Del cielo a casa" generan sensaciones y debates similares. Una muestra que nació en una charla de café entre Guadalupe Requena, directora institucional del museo, Raúl Naón, coleccionista y vicepresidente de la Fundación IDA y Leandro Chiappa, director editorial de Malba. La conclusión a la cual llegaron fue que esta era una exposición que debía existir.

Es así como se pensó en crear algo que "no propone una historiografía del diseño argentino, sino un ensayo sobre la vida en común condensada en las cosas: de las grandes visiones utópicas a la vida cotidiana, de un helicóptero a una zapatilla, del Stent a la pelota Pulpo". Para eso era necesaria una investigación profunda que contó con un grupo de historiadores, diseñadores gráficos e industriales, arquitectos y editores a cargo del concepto que conformaron el equipo curatorial. Gracias a esta dinámica multidisciplinaria, lograron recabar archivos conocidos y desconocidos del diseño argentino, y reunir 600 piezas que forman parte de la vida diaria y el día a día.

Cosas a las cuales no les atribuimos un diseño y que incluso tampoco apreciamos como piezas pensadas y confeccionadas con tiempo, profesionalismo y dedicación. El diseño industrial, textil o gráfico como un arte muchas veces oculto en el velo de la rutina. Sin embargo, detrás de estos elementos hay mucha historia. Ellos son poderosos símbolos de nuestra era, que significan todo para una o muchas generaciones y que definen nuestro rituales y quedan impregnados en los recuerdos.  

"Del cielo a casa" evidencia la labor de empresas argentinas que por muchas razones ya no existen. Un ejemplo de eso es la legendaria Siam / Di Tella, que llegó a crear un rango inmenso de productos, como nunca se había visto en el país, desde heladeras y televisores hasta autos, ganándose un lugar en las casas de millones de argentinxs, además de darle vida al Instituto Di Tella, epicentro de las artes durante los años 60, donde decenas de artistas pudieron "volar más alto" y presentar ideas y obras que en otros espacios porteños habría sido impensado. 

Sin embargo al recorrer estas salas uno se queda pensando donde está el diseño local hoy, algo que con mayor fervor encontramos en PyMES, micro PyMES, pequeños proyectos y tiendas autogestivas que diversifican la forma de producción y consumo. Así es como dentro de la muestra aparecen las piezas en papel de Guardabosques y otros pequeños proyectos que se consiguen, por ejemplo, en la tienda del Malba.

Por sobre todo, lo que se distingue en "Del cielo a casa" es que detrás de cada objeto hay una historia que seguramente llame nuestra atención. Como por ejemplo la de Fanny Fingermann, diseñadora industrial y pintora entre otras cosas, y su pieza/instalación "Fototrama", hecha a partir de un sistema de construcción que ideó junto a su marido después de muchos estudios y trabajo de laboratorio, que antecede al pixel.

Diseñada originalmente para una peluquería de Recoleta, la construcción de la imagen, en este caso el rostro de Natalie Wood extraído de una película, está creada con la mínima cantidad de información para entregarle al espectador la posibilidad de ver y percibir por sus propios medios. El frente de la peluquería parecía provenir de un sueño. Dentro de ella colgaban lámparas coloridas y secadores de un saturado amarillo. Fanny hizo esta pieza a partir de estudios de la Gestalt y explica que si bien ya presentó a "Fototrama" en otras muestras, cada experiencia le permite mirarla desde otra perspectiva y aprender. 

Otra joya de la muestra es el Dinarg D-200, auto que no supera los dos metros de largo y que fue creada en 1959 por la empresa cordobesa Dinámica Industrial Argentina, que buscaba hacer vehículos económicos. Sobre su techo reposa un tacho de lavandina, que forma parte de la puesta en escena donde se conjugan guiños muy argentinos (antes de Mercado Libre y otras plataformas de venta, si alguien ponía un tacho encima de su auto, indicaba que el mismo estaba a la venta). 

Entre objetos cotidianos, discos legendarios como "Artaud" de Pescado Rabioso, fotos de época, material de archivo y hasta una especie de santuario al Gauchito Gil, conviven y se potencian estos 600 piezas y obras, con el deseo de invitarnos a descubrir, redescubrir y entender el enorme legado que dejaron muchos creadores y creadoras de nuestro país, insertándose en nuestras vidas. Son los objetos que amamos, que usamos una y otra vez y hasta las cosas que desechamos en un abrir y cerrar de ojos. 

Es muy probable que al menos una de todos estas cosas lxs emocione o dispare algún recuerdo, lo que me lleva a preguntarles, ¿Cuánto pesan las cosas en nuestras vidas? ¿Qué lugar ocupan en los recuerdos? ¿Por qué hay cosas que quedan en nuestro imaginario colectivo durante generaciones, mientras que a otras las arrastra la historia? Puff, se esfuman. Las cosas, tienen un enorme peso simbólico porque generan deseo, placer, alegría, alivio (y porque no rechazo, bronca o anhelo). Crean un sentido de pertenencia y volver a encontrarnos con ellas nos ubica en un tiempo y lugar que a veces anhelamos sin darnos cuenta.