La máscara de la muerte roja, por Roger Corman.

Poe, Bradbury, Oesterheld, Convertini, Roth y du Maurier integran esta selección literaria que nos ayuda a reflexionar sobre el presente.

La literatura puede ser escape y evasión, una manera de olvidar lo que nos rodea y aventurarnos en otras épocas y otros mundos. También puede ser una herramienta para comprender la realidad, analizarla y acceder a nuevos puntos de vista. En el caso de algunos géneros como la ciencia ficción, puede anticiparse a un futuro distópico (indeseable) y alertarnos.

En estos días de pandemia y confinamiento, te presentamos seis cuentos y novelas que no le escapan al encierro, a la enfermedad y a los posibles futuros apocalípticos.

Sueño de fiebre (Ray Bradbury, 1959)

“¿Qué sucedería si una enfermedad supiera cómo matar a una persona y luego seguir viviendo?”. 

En este cuento, que pertenece al libro Remedio para melancólicos, Ray Bradbury nos cuenta la historia de Charles, un niño de 13 años que poco a poco siente cómo la enfermedad se apodera de su cuerpo. Primero, una de sus manos empieza a cambiar. Después la otra. Después las piernas. En la cama, ante la indiferencia de sus padres y el médico, Charles experimenta la aterradora pérdida de su identidad: “Mi cuerpo está muerto, es todo enfermedad, y nadie lo sabrá nunca. Caminaré y no seré yo, seré otra cosa. Seré algo dañino, maligno”.

Versión de Sueño de fiebre ilustrada por Darrell Anderson editada en 1987.

El cuento se instala en el género fantástico, que se caracteriza por la imposibilidad del lector de inclinarse por una interpretación lógica o sobrenatural. ¿Está pasando algo terrible? ¿Es todo un “sueño de fiebre”? Bradbury logra que sintamos lo que siente Charles, que estemos en su cuerpo, en sus dedos, y que rocemos cada cosa que toca, mientras nos quedamos con la sensación de que se está gestando algo terrible.

La máscara de la muerte roja (Edgar Allan Poe, 1842)

La muerte roja es una enfermedad implacable, que provoca manchas en el rostro y una muerte rápida. El Príncipe Próspero, junto a un grupo de cortesanos, se aísla del horror en su palacio. Allí tienen todo lo que necesitan: comida, vino, arte, belleza, seguridad. 

La máscara de la muerte roja, por Roger Corman.

Entre risas, danzas y música, interrumpe regularmente el sonido del reloj: un recordatorio de la muerte, como el never more que repetía el pájaro de El cuervo. Casi sin darnos cuenta, estamos también en ese palacio, en esa época, en medio de un baile de máscaras, rodeados de una aristocracia despreocupada. Estamos adentro y a salvo. ¿Estamos a salvo?

Este cuento recibió muchas interpretaciones (fundamentalmente simbólicas) y adaptaciones, tanto en el cine como en la pintura, el cómic, etc. Ejemplos de esto son la película dirigida por Roger Corman de 1964, la versión del historietista Alberto Breccia (en El gato negro y otras historias) y la película animada Extraordinary tales, de 2015. También Marvel publicó varias adaptaciones.

Los pájaros (Daphne du Maurier, 1952)

“¿Qué pasaría si de repente los pájaros decidieran atacar a las personas?”, es la premisa de la que parte esta nouvelle (novela corta) que Alfred Hitchcock adaptó en 1963. A diferencia de la película, protagonizada por la joven rica Melanie Daniels, el protagonista de la obra original es Nat, un granjero veterano de guerra, padre de familia. 

Un día, la armonía con la naturaleza se rompe y todos deben refugiarse en las casas, tapiar puertas y ventanas. ¿Qué les pasa a los pájaros? ¿Cuándo terminará todo? Ni los personajes ni el lector tienen las respuestas. Mientras tanto, se intenta mantener cierta normalidad: conseguir pan o cigarrillos, ordenar la casa, acostar a los niños. El gobierno es una entidad lejana, preocupada por la situación crítica de la ciudad. En el campo, cada familia debe hacerse cargo de su propia seguridad. 

La novela, que fue leída por muchos como una metáfora de la guerra, es tan inquietante y siniestra como la película de Hitchcock, entre otras cosas porque no ofrece respuestas sino pura incertidumbre. 

  • Los que duermen en el polvo de Horacio Convertini
  • Los pájaros de Daphne du Maurier

Los que duermen en el polvo (Horacio Convertini, 2017)

En una Argentina postapocalíptica, un virus desconocido convierte a las personas en zombies, monstruos caníbales. Los sobrevivientes se refugiaron en la Patagonia y se instaló un laboratorio en Río Gallegos, la nueva capital del país. En Buenos Aires, un grupo de personajes mediocres planean la reconquista de la ciudad desde Pompeya. Un muro los mantiene a salvo mientras esperan a que los zombies mueran por inanición.

El relato, sin embargo, se centra en los conflictos del narrador, en sus fantasmas. A través del recurso de los flashbacks, conocemos su pasado como periodista y la relación problemática con su esposa Érica.

La novela logra una mezcla entre el policial negro y la ciencia ficción. Somos testigos de los negociados habituales en medio de la crisis, de las relaciones de poder en la política y en la pareja. Cuando nos enteramos de la desaparición de Érica y de la aparición de otras mujeres asesinadas, nos asalta una duda inevitable: ¿estarán los monstruos solo de un lado del muro?

El Eternauta (Oesterheld y Solano López, 1957-1959 y 1976)

Quienes todavía no hayan leído esta historieta, pueden aprovechar antes de que se haga la serie de Netflix.

Una tormenta de nieve tóxica obliga a la población a refugiarse en sus casas. Más tarde se descubrirá la causa: una invasión extraterrestre. Los sobrevivientes deberán unir fuerzas para vencer a este enemigo común en un mundo violento y hostil.

Metáfora de la lucha contra la dictadura, ejemplo de resistencia colectiva, El Eternauta nos lleva a través de lugares reconocibles de Buenos Aires (la cancha de River, Barrancas de Belgrano, Plaza Italia, etc.) mientras asistimos a las batallas de los protagonistas contra los ejércitos invasores. Conocemos la historia gracias a Juan Salvo, el Eternauta, que viaja en el tiempo para contársela a Oesterheld. 

Así como la segunda parte de la obra, con un compromiso político más evidente, resignifica la primera (también lo hace el secuestro y desaparición del autor en 1977), quizás hoy leamos El Eternauta con otra perspectiva y nos sintamos más cerca del protagonista, que desconcertado debe enfundarse en un traje aislante para salir a la vida.

Némesis (Philip Roth, 2010)

Esta novela cuenta la historia de Bucky Cantor, un maestro de atletismo para niños que debe atravesar la epidemia de polio de 1944. La enfermedad, que podía contagiarse incluso a través de personas asintomáticas, tenía consecuencias como la parálisis, la discapacidad y la muerte.

Con niños metidos en pulmones de acero, las rutinas cambian, aparecen prohibiciones y supersticiones. Quienes cuentan con recursos económicos, envían a sus hijos a lugares seguros.

Némesis es una novela que interroga sobre el lugar de Dios y del azar, sobre la responsabilidad. El protagonista se debate entre el egoísmo y el sentido del deber. Lo vemos atravesar el miedo, la culpa, la rabia, la incomprensión. En vez de evadir el dolor con una pudorosa elipsis, la novela elige contar con austeridad la muerte y el luto. Así, se describe en detalle el servicio fúnebre de uno de los niños o la conversación, durísima, entre su padre y el maestro.

También es una novela sobre el después de la peste. Sobre cómo se reconstruye, o no, la vida. El final, tan bello como terrible, nos envuelve en la nostalgia de lo que pudo ser y lo perdido.