
La obra de Catalina Oz está atravesada por la cerámica y la porcelana, una técnica poco habitual en el arte contemporáneo, que utiliza como disparador para analizar el pasado, la nostalgia de la infancia, el legado familiar y realizar una critica tajante con la que destapa su historia. En su obra nada es lo que parece ya que desnuda temas complejos por medio de una estetica aparentemente "cutie", partiendo de lo personal hacia lo colectivo.
¿Cómo empezaste a incursionar en la cerámica que hace años desarrollas con un estilo tan propio, y que te atrae de ella?
Con la cerámica tengo una conexión muy fuerte porque es algo que absorbí de muy chica ya que mis dos abuelas, desde diferentes lugares, practicaban la tecnica como hobby. Si bien ambas eran amas de casa pudieron incursionar en algo que les gustaba y a mí me encantaba verlas. Con mi abuela materna incluso trabajaba en el taller que tenía atrás de la cocina. Cuando empecé a estudiar y meterme en el mundo del arte, la añoranza por todo eso no me abandonó sino que se fue afianzado desde mi lugar de artista.
Hace tiempo que tambien trabajas con porcelana. ¿Qué le aporta tú obra?
Me permite reflexionar sobre las escalas, me da libertad para crear figuras y escenas que suelen estar ligadas históricamente a los espacios domésticos y entender como estas colecciones y "elementos decorativos" se expresaron en mi casa. Hace casi diez años que incursiono tanto en la cerámica como en la porcelana, que es más dura y difícil pero que tiene unos acabados que están muy alineados con lo que quiero expresar. Las puertas de las artes del fuego se siguen abriendo y eso me emociona.
Muchacha sin nariz (2025) Maternidad (2021)
En tus trabajos haces referencia a los ámbitos privados y los vínculos afectivos entre otros temas. Me gustaría preguntarte si la maternidad generó alguna revolución en tú forma de entenderte como artista y relacionarte con tú trabajo.
La maternidad siempre estuvo presente como temática, ya que mi obra gira en torno a la condición femenina. Es muy raro que haga una figura masculina al menos que esté siendo devorada por una mujer o algo así. Si bien hace poco fui madre, entiendo que mucho de lo que muestro ya estaba presente hace tiempo y eso se relaciona con cuestiones como por ejemplo que en mi familia el género y las representaciones de la maternidad estaban presentes en cuadros y otras obras. Un gesto seguramente inconsciente en el que había algo de honrar esa inmensa labor.
También soy madre y muchas veces cuando siento que todo me supera, me viene a la mente una cerámica que presentaste hace unos años en arteba, de una mujer agobiada con un bebé que cuelga de su pecho, como si se tratara de una señal que me dice "no estás sola. Esto no es fácil pero vas a poder".
Hacer y maternar es muy complejo. Ahora que me encuentro en la recta final de mi próxima muestra, en algunos aspectos noto grandes cambios porque necesito más manos que me asistan en todo sentido. Es dificil criar a un bebé sola y trabajar porque entre otras cuestiones, nuestra sociedad no está preparada para el momento de impasse que necesitamos. Sin embargo me da mucho orgullo decir que continúo con mi hacer gracias a ciertas personas que están conmigo. Con la llegada de la maternidad aparece una conexión muy intensa con la vida y mi obra es consciente de eso y requiere un peso más contundente, por eso hoy me encuentro incursionando en otras técnicas y formas. Mi rol en la sociedad también mutó y hubo una lamentable reconexión con el patriarcado y el machismo porque muchas veces me siento e inmersa en un mundo que no nos acompaña. Lo bueno es que eso también me empuja a pararme y trabajar.

¿Cómo fue el largo proceso para llegar a Memoir?
Como en mi primer muestra Surrender, decidí volver a desarrollar prácticas variadas ya que lo que me importa es lograr lo que quiero a través del camino que la imagen demande. Tuve el impulso de animarme a expresar mis miserias personales por maternar teniendo una perimetral con el padre de mi hijo y por haber sido víctima de violencia. También me animé a explayarme sin tantos velos sobre mi experiencia de abuso sexual que sufrí en mí infancia por un integrante de la familia. No me sale hacer arte político pero al exponer mi dolor y mis traumas creo que tomo una posición como ser humano y feminista en estos tiempos que retroceden y dan tanto miedo. Tampoco busco manifestar todo de manera directa ya que aprecio las fachadas y la confusión onírica pero en terminos generales quiero darle fuerza a quien tenga que salir de alguna relación violenta o compartir algún secreto que nunca se animó a contar. Tal vez eso no pase pero tengo la fantasía.

¿Con qué más nos vamos a encontrar en esta muestra, una experincia tan importante para vos?
La muestra está llena de referencias y nostalgia por mi infancia en los 90, por medio de signos, elementos y recuerdos. Tambien hay una critica subyacente hacia la educación que recibimos en relación al romanticismo y como eso nos deja en situaciones vulnerables. Fue un camino para cerrar algo personal y comprender lo que quería mostrar. Hace poco encontré unos escritos de cuando fui a votar en la primera vuelta de las elecciones del 2023, cuando estaba puerpera y sosteniendo lo insostenible con quien era mi pareja. Sentada en un café, escribí: mí tercera muestra va a ser una batalla personal que voy a ganar.