2001: Odisea al espacio es, quizás, una de las películas más enigmáticas de la historia del cine. La novela y el guión de la película se escribieron de forma casi simultánea. Arthur C. Clarke fue el autor de la obra escrita y Stanely Kubrick dejó su impronta como responsable del guión y la dirección. 

El film desarrolla su trama a partir de la presencia de una serie de monolitos que son descubiertos por el hombre en diferentes momentos de la historia. Estos artefactos formarían parte de una red informática extraterrestre, establecida para realizar el seguimiento de un experimento evolutivo, que en la tierra finalmente culminaría en la humanidad. Otras interpretaciones indican que el monolito representa la inteligencia de Dios, ominipresente en todo el Universo.

Estrenada en 1968, el realismo científico de esta película le permitió sobrevivir en el tiempo con una vigencia sorprendente. El proyecto llevó cuatro años en concretarse y se invirtieron en él 10,5 millones de dólares, de los cuales cerca de 6 fueron solamente destinados para efectos especiales. Pero la inversión dio sus frutos: recaudó 21,5 millones de dólares durante su primera semana en Norteamérica.

Se compraron miles de toneladas de arena y tiñeron a azul para imitar el suelo lunar. Luego de esta puesta en escena, surgieron múltiples teorías conspirativas que afirmaban que el viaje del hombre a la luna había sido una una ficción cinematográfica.

La película contó con varias nominaciones a los Premios Oscar, pero solo ganó por sus efectos especiales. En aquél momento sorprendió que la película no recibiera la estatuilla a mejor maquillaje. El trabajo de Stuart Freeborn había sido tan preciso que muchos creyeron que se habían utilizado simios reales al inicio de la cinta.

Hace ya casi medio siglo de su estreno, pero si aún no viste esta obra maestra del cine de ciencia ficción, tenés una oportunidad especial para hacerlo. 2001: Odisea al espacio vuelve a la pantalla grande remasterizada y con un tratamiento en sus imágenes que te permitirá disfrutarla como nunca.