Ser joven y vivir en un barrio bajo.

Menea para mí habla de lo que provoca la falta de amor. Es la historia de Maxi, un pibe de un barrio bajo que nació un Enero mirando al cielo. Ese pibe que se puede multiplicar por miles de juventudes, allá, donde el resto de la sociedad, la mayoría de las veces, da la espalda. Una esquina de barrio donde conviven Maxi y Paola, jóvenes enamorados, y su entorno inmediato de amigos y familiares. Historias de vida en las que el alcohol, los abusos sexuales en la infancia, los golpes dentro de la familia, el “paco” que mata, no son tópicos de reflexión sino que parten de ese lugar de marginalidad, ese gueto, en el que el infierno puede ser cosa cotidiana.

Amor, drogas, familia, fé, amigos, cárcel, muerte, sueños, esperanza. Menea para mi es el fiel reflejo de una clase social, mostrando realidades a veces lejanas, pero perfectamente identificables. Así, el texto de Mariana Cumbi Bustinza, quien vivió en esas calles del barrio, y dirige la obra, se sumerge en un submundo con características muy propias, que si bien podemos llegar a reconocer, no por ello estigmatiza o cae en el cliché. Y ahí es donde cobra fuerza lo narrado.

La interacción y cruce de lenguajes entre los textos, las canciones y la danza, devenidos de la investigación presentan personajes con un “estilo de vida” (quizás no elegido por ellos); una identidad definida por lo social y su alcance económico, donde la integridad personal se acopla al prójimo más cercano para poder sobrevivir. Una pelea constante del propio ser con el entorno y con uno mismo; el querer pertenecer, la adopción del modo ajeno como propio para no sentirse solo, y olvidado. Y de esta manera la identidad oscila entre individual y grupal.

Última fecha

sáb

26

octubre / 2019

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