La obra de Osvaldo Lamborghini (1940-1985) fue leída en el momento de su emergencia (década del ’70) con asombro, admiración y escándalo por un pequeño círculo advertidos de que algo nuevo, o, al menos, novedoso había ocurrido en la literatura nacional. La singularidad de esa obra (El fiord, Sebregondi retrocede y Poemas), cuya extravagante brevedad (algo así como cien páginas) y la extrema visibilidad sexual que podía percibirse en ella no eran datos menores, sumada a las leyendas y relatos que circulaban sobre la vida del autor, contribuyeron a erigirla en un mito. Un mito que, como suele ocurrir, obturó durante muchos años su estudio e incluso su lectura. El carácter prácticamente inhallable de esos tres libros breves empezó a cerrar el círculo. Y un texto oportunista y nada lamborghiniano (“El niño proletario”), incluido con evidente forzamiento en Sebregondi retrocede, clausuró toda posibilidad de leer. “Lamborghini es ‘El niño proletario‘” se pensó, e incluso se dijo, y todo el mundo quedó tranquilo: ya no era necesario estudiar a un autor tan incómodo.

Programa Clase 1.Contextos. Presentación del autorLa escuela pública, la Unidad Básica, el primer peronismo, la clase media, el hermano mayor (“Diez escenas del paciente”), el hijo de la vejez, el derrumbe (económico) de la familia, la Necochea de los daneses, el imperativo de realización paterno-sanmartiniano, la mirada de la madre (“Loco sí, boludo no”), el temprano matrimonio, la militancia sindical. El fiord y Sebregondi. Los guiones de historieta. El deseo de la obra.

Clase 2. Imaginarios.El guevarismo. La militancia sindical. El peronismo clásico, la sensación de haber llegado demasiado tarde a un paraíso irrecuperable, el escritor “genial” que no escribe, el secreto inconfesable que deja de ser secreto (otra carta robada) cuando se escribe y se lee como literatura (“Primero publicar, después escribir”), la fantasía de ser leído póstumamente, la temprana muerte. La nostalgia de no ser mujer.

Clase 3. Procedimientos.La música de la poesía gauchesca metida adentro de la prosa, lo no lamborghiniano de “El niño proletario”, los juegos de palabras como coartada para no narrar aquello que se debey, al mismo tiempo, se teme(“Le temo a mi tema”) narrar, la narración metida adentro de los poemas, la rima y la métrica en la prosa, la inversión final de esta distribución, las infinitas posibilidades narrativas de una pornografía no pornográfica.

Clase 4. El cielo de Sade. Tadeys o la venganza de los niños cortesanos. El sexo glacial. El imperio lingüístico. Las voluptuosidades de una nomenclatura imperial. La concienzuda blasfemia. El fraude de la pornografía y su desbaratamiento. La pornografía poética. La obra escritapóstumamente. Una causalidad desquiciada. La homofobia deseante. El voyeurismo deseoso. La pansexualidad, no como delectación erótica (y, mucho menos, pornográfica), sino como motor narrativo. El determinismo sexual de la infancia.

Quiénes

Docente: Ricardo Strafacce //

Última fecha

vie

17

mayo / 2019

También te puede interesar