Pasto Galería te invita a recorrer Una gotita en suspension, de Jorge Pomar.

Jorge Pomar viene del afuera, de un mundo sin encierros, de una llave colgada en el cuello para patear la calle, de jugar al aire libre y de intentar tocar el cielo con las manos parado arriba de un andamio. Pero también vive en un adentro intangible, en un lugar al que se entra por un tubo cloacal verde, con monedas en los ladrillos, honguitos que te hacen crecer y cactus carnívoros que te quieren comer. Y que tiene un cielo gigante con nubes de algodón pero que también es una escalera de ascensión hacia otros nuevos jugares.

Las obras presentadas en sala dan cuenta de que creció con todas esas contradicciones de finales del siglo pasado, que deambula del rancheo en la vereda al encierro de los videojuegos, de la política de masas a una educación cívica moldeada en tv durante la hora de la cena (o el homo-videns de la videopolítica sobre el que escribía Giovanni Sartori 1), de los estados-nación modernos y sus símbolos coloridos a la sobriedad estetizada de la geopolítica supranacional, de una generación híper-estimulada por el consumo a la crisis de representación que se rebela tímidamente con imágenes editadas y gestos performativos.

Las banderas - hackeadas, parchadas, adulteradas y resignificadas en una operación callejera que remite al graffiti - conviven con las pinturas de esos cielos abiertos en una sensación de libertad teledirigida y sobre actuada. Están suspendidas, no flamean, no agitan marchas militares ni clarines de guerra. Sólo están ahí, detenidas, quietas, inmóviles, fuera del aura institucional y listas para ser manoseadas. Cuelgan de un cielo que no se ve pero que también podría ser un piso. El espejo invierte nuestros cuerpos y las dimensiones se pierden.

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Quiénes

Artistas: Jorge Pomar //

Última fecha

sáb

15

mayo / 2021

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