¿Qué hace el arte por la arquitectura sino expandir los horizontes de lo imaginable, es decir, de lo vivible?

Vivir hoy en Buenos Aires implica ser testigo de demoliciones permanentes, abrumarse por el ruido constante, ver caer las casas de la infancia con sus fachadas ornamentadas y observar el florecimiento de edificios simplones de monoambientes. Después de la pandemia, se vacían los edificios de oficinas colectivas mientras que las viviendas construidas para las nuevas generaciones y la empobrecida clase media se parecen más y más a esos lugares de trabajo en vías de extinción: cubículos pequeños, eficientes, desalmados e impensados para el encuentro y el disfrute con otrxs.

Las obras reunidas se niegan a pensar la ciudad dentro de la lógica espacial del capitalismo con su oposición binaria entre lo público y lo privado, un afuera al que demoniza como sucio e inseguro y un adentro que crece y ofrece refugio solamente a quien pueda pagarlo. Lejos de las distinciones entre interioridad y exterioridad, estxs artistas concentran la mirada en espacios que podríamos llamar ulteriores: esos sitios que están más allá de la ciudad, que existen por añadidura a ella y que ofrecen un terreno fértil para la exploración de lo común. No se trata de sus límites geográficos, de esas líneas negras que cruzan los mapas, sino de zonas liminares y porosas en las que se negocian fronteras materiales, temporales y sociales.

De los márgenes del río, Mara Kraay Caso recupera el proyecto de casas colectivas que Wladimiro Acosta diseñó en los ‘60 para la Isla Maciel. Mientras hoy se construyen nuevas viviendas sociales para hacer la zona apetecible al desarrollo inmobiliario de lujo, el retorno de este proyecto abandonado en imágenes fantasmáticas viene, como los sueños, a traer preguntas desde el inconsciente colectivo. Hernán Pitto Bellocchio continúa el recorrido de las aguas en un viaje al centro de la tierra que expone el entramado suburbano en el que se enredan caños, cables y raíces. Los vínculos simbióticos, morfológicos y estructurales entre estos elementos alimentan la imaginación de un ecosistema subterráneo con enorme potencial y revelan a la ciudad, no como abstracción mensurable, sino como organismo ingobernable, vivo y creador de vida. Por último, Ignacio Unrrein genera un contrapunto entre los restos de las demoliciones, las pieles íntimas y expuestas de las casas desvanecidas, y el proceso a través del cual se transforman sus restos. Imagina una máquina inspirada en las cascoteras del puerto, esos rincones vedados donde se pulverizan los escombros y se produce nuevo material de construcción. Su invención resalta la creación de la ciudad como un esquema de eterno retorno, un tiempo cíclico en el que nada tiene fin y los mismos elementos pueden, por fortuna, volver a configurarse de maneras más estimulantes y creativas.

Quiénes

Artistas: Mara Kraay Caso, Hernán Pitto Bellocchio, Ignacio Unrrein // Curador: Leandro Martínez Depietri //

Última fecha

jue

26

octubre / 2023

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