Proxemia

En el texto curatorial de la exposición de Luciana Rabih, Elena Tavelli escribe: "Luciana Rabih trabaja con el relato de lo invisible, aquello que para el ojo humano no existe, pero que las emociones de alguna u otra forma perciben. El hilo de la vida, tejido por casualidades o causalidades, está compuesto por una trama de relaciones espacio-temporales que muchas veces sólo la intuición es capaz de notar. Usando el alambre como línea y el nudo como trazo, la artista va dibujando en el aire el volumen oculto del tiempo y la fuerza invisible de la gravedad.

Mientras muchos piensan que lo que no está escrito no existe, la proxemia engloba todo aquello que las palabras no dicen. Son los gestos y la distancia entre los cuerpos la forma inconsciente que tenemos las personas para percibir, usar y diferenciar el espacio físico del de la intimidad personal.

Rabih elige trabajar en soledad y marcar su territorio al andar. En su hacer manifiesta no sólo el dominio de la técnica, sino también un entendimiento de sus posibilidades y una capacidad para abrazar la resistencia que ella pueda ejercer sobre la fragilidad del material. Cuando logra soltar las imágenes a la acción, es ahí donde nace la obra. Porque la intuición no explica, pero sí marca el camino. Proxemia es una invitación a contemplar el espacio como un sistema corpóreo transparente ahora revelado. Los cuerpos vacantes, algunos pocos que contienen otros en su interior y sus sombras proyectadas en la pared invaden el paisaje vacío del cubo blanco. Como pieles alguna vez habitadas o que todavía aguardan la posibilidad de serlo, los volúmenes trenzados se abren y contraen como si respiraran el aire del entorno a través de sus múltiples cavidades.

Para Luciana Rabih, el acto de tejer es un estado meditativo, un descanso de la velocidad, un exorcismo del caos, pero sobre todo, una fuente de autoconocimiento. Como cuerpos conexos en el espacio, ¿Qué otra cosa representamos sino accidentes y huellas de acción en el tiempo?"