Un fortuito reencuentro con unas viejas cajas de óleo pastel escondidas en un rincón del taller, es el punto de partida para una nueva serie de dibujos. Una línea que se despliega en base a diferentes pulsos rítmicos, velocidades, presiones y direcciones, es el leitmotiv del trabajo. Los colores aparecen y mutan generando un intrincado engranaje cromático a través del cual se puede transitar por un sinnúmero de posibles lecturas.
Artistas: Juan Astica //