La primera exhibición en solitario de Martín Bernstein aprovecha la arquitectura de la sala para imaginar un espacio de recogimiento, parecido a una capilla. Imágenes de violencia sistémica y alienación se mezclan con instrucciones textuales sobre cómo ejercer (y recibir en cuerpo propio) acciones coercitivas. No parece posible liberar la imaginación social de los tropos y las políticas económicas que la atormentan, pero se puede hilar fino para darles al menos una forma cada vez más precisa.
Artistas: Martín Bernstein //