“Lo que los ojos no ven” propone un encuentro con una obra aguerrida, batalladora y victoriosa, donde la vitalidad palpita en los colores, donde lo velado se revela ante el ojo entrenado. Cuando Claudia Costantini pinta, se abstrae del mundo exterior, y habita el propio, el de su ser más secreto. En ese diálogo entre ella y su pintura se establece un pacto: el de dejarse llevar por las emociones y dar rienda suelta a su veracidad, y es ahí donde se produce el momento mágico, cuando emergen las imágenes que pueblan el lienzo, donde aparecen las capas sobre las capas, y las formas ocultas del inconsciente cobran materialidad y espesor.

Su pintura llama al tacto, al acercamiento: si uno pudiera, tocaría sus obras como un ciego toca el rostro de una persona para identificar sus rasgos. Sus cuadros son expansivos y tienen la corporeidad de lo texturado. En los mismos, hay grietas, superficies rugosas, colores que se superponen y dan tonos nuevos, inexplicables. De esa manera, lo fantasmagórico adquiere protagonismo. En las obras de Costantini, hay apariciones, que pugnan por salir, y que cada espectador encontrará de acuerdo a su propia mirada.

Las figuras fantasmáticas emergen: una mujer acariciando a su dragón interno, aves incendiadas que vuelan y dejan su estela en la esfera celeste, paredes de cuevas con mensajes cifrados de alguna tribu antigua, seres humanos sentados en torno de alguna fogata, un sol inmenso iluminando campos de trigo, una ventana de hierro con círculos y cuerdas que permiten ver a través de ella. Las imágenes, que evoca la obra de Costantini, son múltiples, pero todas comparten la intensidad de lo que no se ve a primera vista, sino que sólo surge a partir de una “revelación”. La obra de Costantini tiene la potencia de la “revelación”: en sus pliegues y recovecos, se hacen visibles imagénes latentes que se manifiestan e impactan ante los ojos del alma.

Quiénes

Artistas: Claudia Costantini // Curador: Julio Sapollnik //

Última fecha

jue

22

septiembre / 2016

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