Es un concierto en el que las canciones se entrelazan en una puesta donde los músicos en escena se relacionan con los objetos y el público. El concepto de la obra-recital sigue un hilo conductor: la limpieza.
Es así como en un espacio íntimo la canción cuenta historias, arma mundos e inventa momentos. El público, se ve inmerso en encuentros y desencuentros que traen a la memoria amores de otras vidas, aromas y miedos. Aparecen las ganas de estar y también las ganas de andar y los deseos develan colores y paisajes a través de los sonidos y el relato.
La obra está escrita y dirigida por Agustín Flores Muñoz y nació del juego de ordenar canciones sueltas que no encajaban en ninguno de sus proyectos paralelos grupales.