Praxis presenta Las puertas de la percepción: D'Lala, Gigli, Fried, Morgante y Picabea.

La exposición se plantea una pregunta: ¿pueden el color y la composición de líneas y planos en abstracción abrir nuevas percepciones de lo que es la realidad y de lo que va más allá de ella?

Juan D’Lala, artista visual y músico de formación, presenta su serie Las cuatros estaciones, un homenaje a Antonio Vivaldi. Cada composición es un pentagrama de luz y color donde las variaciones cromáticas generan sonidos. La armonía de las esferas es una teoría pitagórica donde el universo esta gobernado por proporciones numéricas armoniosas y los cuerpos celestes se rigen según proporciones e intervalos musicales. Y es aquí donde las representaciones de D’Lala, sus composiciones visuales que por propiedad transitiva se vuelven también auditivas, nos permiten mirar y oír en sincronía los ciclos inherentes al proceso existencial de la vida. Primavera, Verano, Otoño e Invierno se suceden siempre constantes y diferentes en cada ciclo que reinicia.

Con su serie Brutalismos Mínimos, Pablo Morgante trabaja con la figura retórica del oxímoron. Ya desde el título, Morgante habla del movimiento arquitectónico brutalista que se caracteriza por construir a gran escala con bloques de hormigón, pero aquí el artista abstrae las formas, las colorea y las plantea sobre cálidas placas de madera, totalmente opuestas a la idea fría y monumental de proporción brutalista. Es entonces donde estas estructuras se vuelven puertas suspendidas en el espacio y el tiempo que nos llevan a dimensiones oníricas y metafísicas.

Alejandro Gigli construye sus pinturas a partir de un punto de fuga y esboza una caja que se desarrolla en un espacio vacío. La perspectiva y los múltiples planos que se intercalan aluden a portales. Estos edificios se despliegan y fragmentan en diferentes puntos de vista, trasmutándose en naves estrellas dentro de un paisaje de otro tiempo y dimensión. Los cielos celestes grisáceos y el amarillo de los horizontes dan forma a un extrañamiento. Esa luz amarilla en el horizonte da cuenta de mitos donde el sol es un dios que trae luz desde un mundo oscuro y hacia un mundo oscuro, la iluminación en sentido trascendente está aquí representada.

Gilda Picabea crea patrones de repetición con elementos geométricos. El vacío es plenitud y viceversa. Un plano de color naranja tibetano se opone al blanco. En una primera mirada vemos la dualidad. Luego de un tiempo de observación y gracias a la composición de Picabea, logramos acercarnos a la unidad: es en ese momento donde comprendemos que los opuestos son de la misma naturaleza, como si prefigurara una especie de mantra abstracto similar a los que recitan los monjes budistas… con un sonido que se repite, los monjes llegan a la trascendencia. Con las formas geométricas que se replican la artista diseña una puerta o canal a través de la cuadratura del círculo que al observarla nos amplia la percepción y la forma de ver más allá de lo que creemos real.

En las obras Sinapsis I y Sinapsis II, Andrea Fried representa la misma imagen duplicada. Ellas tienen gran dinamismo gracias a las líneas diagonales que cortan los ejes verticales y la variedad de colores que utiliza, 28 colores de un alfabeto cromático. Una polifonía cromática que sube y baja en una escalera infinita entre el cielo y la tierra.

Estas obras plantean y al mismo tiempo responden la pregunta del comienzo.

Quiénes

Artistas: Juan D’Lala, Pablo Morgante, Alejandro Gigli, Gilda Picabea, Andrea Fried //

Última fecha

sáb

7

mayo / 2022

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