Por primera vez en la Argentina, el MNBA presenta una exposición de Joseph Mallord William Turner, con obras de la Tate Collection. Curada por David Blayney Brown, reúne 85 acuarelas de diferentes períodos de su vida creativa. La muestra da cuenta, así, de más de medio siglo de producción continua del gran artista inglés: desde sus obras tempranas, realizadas a fines del siglo XVIII, hasta sus trabajos de madurez, creadas en las décadas del 30 y del 40 del siglo XIX.

André Malraux ha dicho que cada obra que inaugura una época propicia una nueva versión del pasado. El romanticismo de Turner pertenece a esa categoría: inscribe en la historia de las imágenes un corte que, en tanto concibe la naturaleza como un paraíso perdido, la envía a un lugar mítico. Se vuelve, de este modo, un pasado que se hace presente solo a través de sus visiones. Y es que la naturaleza deviene en sus obras un lugar donde la historia –la acción humana– se abre, disruptiva, e impone un nuevo curso, incitando a leer en aquella la cifra de un tiempo ido: el de la unión virtuosa con el mundo natural. Sin embargo, Turner destituye el deseo de armonía entre la humanidad y sus creaciones. En él, la naturaleza siempre triunfa, se venga de sus criaturas.

Testigo privilegiado de la Revolución Industrial inglesa, se propuso como secreto contradictor. Locomotoras, barcos, puentes, ciudades y multitudes son sus personajes, juguetes del destino al ser tomados por las furias desatadas de los cielos y los mares. Las aguas, la niebla, la luz, en cambio, se transforman en protagonistas activos de sus telas y acuarelas. Con su obra, de un realismo onírico y técnica brumosa, Turner dio inicio a una ruptura en la historia de la percepción visual en Occidente, recuperada tiempo después por el movimiento impresionista.

En el texto curatorial, David Blayney Brown escribe: "El Legado Turner, recibido por el Estado británico en 1856, cinco años después de la muerte del pintor Joseph Mallord William Turner (1775-1851), es una de las colecciones más vastas y reveladoras de un único artista. Actualmente, la Tate Britain, en Londres, custodia la mayor parte del Legado, por lo que puede pensarse como un museo dentro de otro. Reúne los trabajos atesorados por Turner a lo largo de su vida tanto en su residencia como en su atelier, y además de un centenar de óleos que conservó para ser expuestos en una futura Galería Turner –que anhelada fuese creada en su memoria–, el Legado incluye pinturas bocetadas, estudios y trabajos inconclusos, y decenas de miles de obras en papel: acuarelas, dibujos y bocetos.

Como maestro de la acuarela y uno de los dibujantes más talentosos de su generación, Turner vendió casi toda la obra terminada que exhibió durante su trayectoria. Lo que guardó para sí era diferente, pero de ningún modo de menor calidad. Estos trabajos tenían un carácter especial, posiblemente más cercanos al verdadero espíritu del pintor que aquellas obras creadas para el público. John Ruskin, uno de los primeros en estudiar el Legado en su totalidad, observó cuántas de estas piezas habían sido realizadas para el propio deleite del artista. Íntimas, expresivas y experimentales, ofrecen una aproximación única al pensamiento, la inventiva y el mundo interior del gran pintor romántico.

Esta selección permite revisar el progreso de Turner, desde su convencional comienzo como topógrafo y dibujante de arquitectura hasta el abordaje dinámico de una extraordinaria variedad de temas, fundado en la refinada apreciación de la luz, el color y los efectos atmosféricos. Un grupo de acuarelas terminadas muestra el impacto público de su producción y acompaña estos trabajos más personales, que poseen la misma actualidad que cuando vieron la luz por primera vez."

Quiénes

Curador: David Blayney Brown //

Última fecha

dom

17

febrero / 2019

También te puede interesar