Hay que ver para creer. El arte y la religión son almas gemelas. Los rodea un aura propia, en torno a la cual se alza un sistema cerrado de códigos y símbolos sublimes que Miguel Rothschild deconstruye y desacraliza. El artista argentino residente en Berlín, muestra los frutos de un trabajo obsesivo: una a una perfora rejillas de confesionarios, agujerea vitraux, pincha astros y estrellas, atraviesa heridas con tanzas de pescar, quiere llegar al fondo de las cosas y mirar qué hay del otro lado. Si es que del otro lado hay algo...

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vie

27

abril / 2012

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