Se exhibe la instalación de Juan Maffi que comprende esculturas sobre una tarima en forma de cruz a lo largo de sala: una mujer altar, dos suplicantes, un monje, un retablo, y detrás de éste, un lobo-diablo. Están realizadas con distintos materiales, como osamenta, cuero, adobe y madera.

“Adentrarse en el exorcismo que nos propone Juan Maffi implica necesariamente comprometernos con un juramento y su conjuro: el del sacrificio del nombre propio y su destino común. Una Plaza Miserere, que conlleva la misericordia, un espacio público que interpela el tránsito y el aullido del hueco sórdido de una garganta, de una voz y nada más...una celebración habitada por todo aquello que nutre la memoria recordándonos la naturaleza divina de la cual provenimos. He aquí el gran tema de Juan Maffi: la religiosidad popular como máximo valor; la salud en tanto valor-sacrificio que se gesta como curación, lo enfermo como activo fijarse y que debe transmutarse en el amparo colectivo”, señala Claudio Ongaro Haelterman.

Última fecha

dom

24

noviembre / 2013

También te puede interesar