Desde hace más de 4.500 años el abanico se instaló firmemente en la historia de China, convirtiéndose, con el correr de los siglos, en uno de los íconos característicos de su cultura, elemento esencial en las representaciones teatrales y símbolo infaltable en la tradición ceremonial . En todos los casos el cuerpo del abanico -sea de pantalla redonda fija (tnanshan) o plegadiza (zheshan)- adquirió el carácter y la calidad de un cuadro portátil que albergó imágenes de paisajes, flora, fauna y personajes que se desplegaban avanzando, retrocediendo o abriéndose y cerrándose ante la mano y el ojo del que lo accionaba.

Objeto doblemente placentero, el abanico aportaba aire y frescura al mismo tiempo que proveía al ojo la seducción oscilante de las escenas pintadas en la madera, la tela o el papel del soporte. Felizmente, el oficio secular de los pintores de abanicos se mantiene fresco en las nuevas generaciones de artistas chinos.

La presente muestra de abanico pintados que llega desde China a nuestro Museo, es un claro ejemplo de la perduración de este arte milenario, capaz de actualizarse y renovarse en las recreaciones de los artistas chinos contemporáneos. Conviven en armonía los paisajes finamente delineados de Ronsheng Lin con la densidad cromática de los de Yang Fan y el despliegue puntillista de Wei Zhao; la serenidad tradicional de las ramas florecidas de Peng Chen y Zhigao Xie con el diálogo casi sonoro entre pájaros y follaje de Gengxi Zhan y, o el que se anuda entre los narcisos y el agua de Yinan Qiao; los personajes absortos de Quanzhong Guo y la introversión silenciosa de los de Shaochen Xing en contraste con la abstracción nerviosa de Lianbin Ji y la línea incisiva, casi paródica, de Fumin Wang; el dibujo rotundo de las cabras de Yansheng Li con las mujeres levemente perfiladas de Xiaoyang Yang, y así siguiendo con los autores de estos SESENTA abanicos.

La exposición se complementa con una serie de valiosos trabajos de caligrafía, sin duda para evidenciar la simbiosis que se da entre la línea que escribe y la que dibuja, el mismo hilo visual que une la idea con la imagen, el concepto con la forma. O sea la ´línea que piensa´, como sostuvo no hace mucho uno de nuestros grandes artistas, Luis Felipe Noé.

Felicito y agradezco a la Academia Nacional de Pintura de China, que desde hace 35 años y a través de sus muchos Departamentos académicos, trabaja intensamente en favor de la creación, la docencia, la investigación, la educación y la comunicación al mundo del arte y los artistas de su país. Agradezco asimismo las gestiones de la Dirección Nacional de Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura de la Nación y de la Embajada de la República de la República Popular China en la República Argentina por haber colaborado en concretar esta interesante exposición en nuestro Museo.

Quiénes

Curador: Arq. Alberto Bellucci //

Última fecha

mié

15

marzo / 2017

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