Un camarín donde Enrique Santos Discépolo y sus fantasmas transitan el entramado laberinto del 23 de diciembre de 1951, preámbulo de su última función en el teatro de la vida.

Mientras se prepara para salir a escena, un joven empleado del teatro despierta su interés y comienza a compartir con él su particular manera de componer sus tangos, entre ellos el último: Mensaje.

Este muchacho es ese otro que necesita Enrique para sentir que existe, el tiempo se detiene en el instante de la creación y ya no cuenta.

Actor, escritor, periodista, director teatral, músico intuitivo, pero reconocido sobre todo, como creador de los tangos más emblemáticos del género. Su postura social y democrática es un dato a la hora de evaluar la pasión con la que este pequeño gran hombre transitó la primera mitad del siglo XX.

Última fecha

dom

26

septiembre / 2021

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