Sin dudas, la mejor y más compleja -en cuanto a sucesión de aventuras- de las películas de la trilogía Simbad, aquí interpretado por John Phillip Law. Dirigida por uno de los más interesantes artesanos del terror y el suspenso, Gordon Hessler, esta película narra una lucha constante entre el bien y el mal: hay un villano en busca de una fuente de eterna juventud, empujado en realidad por una tragedia que no puede superar, y que trata de impedir que Simbad y una bella esclava encuentren cierto tesoro fabuloso. No sólo las criaturas aquí son bellas (la pelea final entre el centauro y la quimera es pura alegoría, pero no deja de ser hermosa) sino también el uso del color, las locaciones y el sentido de tensión constante.
Dirección: Gordon Hessler