En el ruido de las grandes ciudades o en el insoportable viento pampeano… hay color. Y no cualquier color ya que el tono del sonido determina la propia esencia de lo que se ve. El movimiento genera colores y el agua los concentra, como una compulsión involuntaria asistimos al latido constante de las olas aburridas en el hastío de ir, reagruparse y volver, apenas con un poco más de arena, de piedras o de nada. ¿El color genera movimiento? Todo empieza en el color y todo termina en él. Génesis y Apocalipsis. Incluso nuestra ideología está trazada por el color, en una composición matemática que pocas veces asimos con profundidad, ya que el color al igual que las cosas vivas, dejan de existir en nuestro aquí y ahora cuando ya no las vemos. Quedan para siempre en el pasado, en un colorido recuerdo de aquello que ya no es, o al menos, que ya no es igual a lo que fue. Meter el color en un lienzo, condenarlo a existir en un encierro de dos dimensiones, lo agita, lo concentra, nos muestra sus dientes, nos pone incómodos, nos mira tan quieto que uno puede sentirle el resoplido entre labios como una fiera que nos acecha, una mirada que asedia nuestra tranquilidad. Lo hemos clasificado y nombrado, lo usamos en todo lo vinculado a nuestra vida diaria, está en la naturaleza, en el universo, el color nos mira y aún en el año 2018 no sabemos qué hacer con él, y mucho menos sabemos qué hará él con nosotros. ¿Para qué pintar? El momento creativo en mí, produce silencio. Genera también un viaje a los lugares que nunca fui y a aquellos de los que no puedo escapar, e intento en cada tela, al igual que en la vida, que los planos se superpongan solamente si es necesario. Utilizo los colores como un leguaje en sí mismo, no para rellenar formas, figuras ni fondos, ni siquiera para iluminar, los dejo que hablen, que griten, que ellos se muestren como son y se paseen con toda su vanidad. Los barcos de mis cuadros están al mismo tiempo erguidos y averiados, las ciudades parecen incendiadas pero a la vez son arrogantes, los peces no encuentran el agua que necesitan para mantenerse vivos pero de todas formas logran nadar. Las figuras existen sólo si consiguen ganarle la batalla a los colores o, al menos, convivir con ellos... Pinto para ganarle al ruido. Pero una vez terminada la obra, es ella quien me ensordece.

Quiénes

Artistas: Matías Catopodis //

Última fecha

mié

20

junio / 2018

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