El cine de bajo presupuesto está lleno de pequeñas obras como ésta, que nadie conoce aunque funcionan a la perfección dentro de sus modestas pretensiones.
Un investigador de seguros se ve involucrado a su pesar en un robo que ha sido planificado a la perfección, aunque, como suele pasar en estos casos, a cierta altura el plan falla.
Hoy nadie recuerda a Mark Stevens, pero en su momento fue un galán bastante conocido (La calle sin nombre, Nido de víboras) que a cierta altura decidió dirigir y producir sus propias películas. No lo hacía mal, como demuestra este film, pero ser independiente en Hollywood nunca fue fácil.