Me acerco a esta propuesta homenajeando a una mujer desde su condición de tal; no en lo que la sociedad establece como “homenajeable” sino en el espíritu de esta mujer luchadora, que se ha visto obligada a trabajar “en las sombras” hasta que, defendiendo su dignidad, decidió emitir su voz contra el estigma y la clandestinidad y a través de ella la de miles de trabajadoras sexuales.

Las palabras que siguen -escritas en primera persona- son de Elena Eva Reynaga, fundadora de la Asociación de Trabajadoras Sexuales de Argentina- Ammar- y secretaria ejecutiva de la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe -RedTraSex-.

Sus palabras son parte del texto calado presentado en mi obra. Elegí esta técnica porque “oculta y deja ver” y porque su sombra continua hablando.

Mirta Kupferminc

“-Soy Elena Eva Reynaga. No soy puta, no soy prostituta, no soy trapo ni jinetera. No soy cuero, no soy meretriz ni ramera, tampoco cortesana. Soy una mujer trabajadora, una mujer trabajadora sexual. Soy activista desde 1994 y dirigí AMMAR por tres años sin saber leer ni escribir. La escuela primaria la hice en la CTA, a los cuarenta y siete años. Ahora tengo sesenta y dos y estoy enamorada de mi activismo, de saber que desde mi lugar puedo cambiar la realidad de mis compañeras. Pude hacer que mis hijos estudiaran y mi nieta comenzó la universidad. Todo lo logré a través de lo que me pareció más digno. Nunca expuse a mis hijos a tener que pedir en la calle. Mi hija hoy es también una militante en el campo de los derechos humanos, y mi nieta lo es, en la universidad. Ambas me acompañan a las marchas.

…….-Y Si! No es un mito!: las trabajadoras sexuales no besamos en la boca a nuestros clientes. Cuando hay sentimientos todo empieza ahí, las verdaderas emociones empiezan en el beso, entonces lo dejas reservado para lo personal, para cuando te enamoras. Me siento afortunada, porque yo besé.”

Última fecha

jue

30

junio / 2016

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