La obra está basada en el cuento de Gunter Grass, El bodegón de las cebollas; en rigor se trata de un fragmento muy pequeño de la novela El tambor de hojalata. Malayerba ha seguido el procedimiento de un ejercicio plástico: las escenas son bocetos de aproximación a un bodegón y a la vez variaciones del cuento de Grass, conformando un universo estético propio del mundo de la pintura, donde la fuerza reside en una estética dinámica dada por los cuerpos, la luz y una atmósfera de no progresión, como si los personajes estuvieran viviendo en un estado de inexplicable parálisis.

Se divide en tres momentos: el primero toma como tema el mundo de la pareja, o la imposibilidad de un compromiso afectivo con alguien fuera de nuestra subjetividad emocional; el segundo el tema es la familia, y tal vez éste sea el corazón de la cebolla, es decir, donde los problemas emocionales no solo se reducen a un ámbito privado, sino que lo social y lo público también condicionan las relaciones familiares; y por último, una alusión directa al cuento de Grass, donde un grupo social que ha alcanzado cierto estado de bienestar, se confronta con su propia inoperancia y aburrimiento al intentar algo que lo saque de su inmovilidad, y descubrir que la seguridad material no implica una seguridad emocional.

Tanto el cuento como la obra narran una época en la que las personas están imposibilitadas de mostrar sus sentimientos y necesitan un detonante para poder expresar ciertos estados, aun los problemas más pueriles, aquellos que conforman una cotidianidad llena de dificultades y frustraciones, son confrontados a través de un mecanismo sencillo de expresión: un bodegón donde la gente va a llorar, a gritar, o a insultar, dependiendo del menú del día. El trabajo se sitúa entre escenas delirantes y poéticas y una incesante reconstrucción de aquello que nos causa dolor, tanto personal como colectivo y que, de alguna manera, no podemos expresar porque necesitamos estar con otros para poder hacerlo, llorar, o amar entre varios, en una época en que todo nos empuja a vivir nuestros pequeños infiernos personales en soledad; estos bodegones son un punto de encuentro de personajes que nos muestran la posibilidad de hacer algo en común.

El Grupo Malayerba nace en Quito en 1980 como un equipo de actores profesionales con carácter independiente y destinado a la producción de un teatro que exprese su realidad en un lenguaje propio. Ha realizado más de 23 montajes, que ha difundido en distintos escenarios para públicos diversos. Ha representado a Ecuador en varias ocasiones en festivales nacionales e internacionales. Ha participado en obras para otros grupos de teatro de Ecuador y otros países, así como ha incursionado en el cine y en la televisión, sin dejar nunca de lado su interés por la comunidad.

El grupo entiende el teatro como un espacio artístico, ético y técnico. En sus trabajos escénicos, el Grupo Malayerba, conformado por un equipo de actores profesionales de distintos orígenes, distintas nacionalidades, distintas culturas y procedencias, ha logrado expresar que esta mezcla no sólo es posible, sino que puede constituir una identidad y una unidad sobre la base de las diferencias y enriquecida por ellas.

Quiénes

Autor: Arístides Vargas // Actores: Javier Arcentales, Gerson Guerra, Cristina Marchán, Valentina Ortiz, Manuela Romoleroux, Joselino Suntaxi // Dirección: Arístides Vargas, María del Rosario Francés // Iluminación: Gerson Guerra // Vestuario: José Rosales // Voz en off: Jabiera Guerra, Elena Vargas //

Última fecha

dom

8

agosto / 2021

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