El año pasado una obra maestra singular asomó en algunos festivales internacionales con el título Es difícil ser un dios. Además de sus cualidades objetivas, el film era el testamento de un cineasta ruso mal conocido, Aleksey German, que había invertido cuatro años en su realización y falleció poco antes de terminar el sonido. German fue contemporáneo a Tarkovsky y, como él, enfrentó enormes dificultades para hacer cine en su patria a causa de una visión artística incorruptible. En cuarenta años sólo pudo concretar un puñado de obras que además terminaron prohibidas o marginadas. Este mes el MALBA exhibe de manera exclusiva tres de estos films, todos en 35mm.

Programación:Dura prueba bajo sospecha, 14/8

Veinte días sin guerra, 21/8

Mi amigo Iván Lapshin, 28/8

Última fecha

jue

28

agosto / 2014

También te puede interesar