DONDE REINA LA NOCHE Con la serie de remolinos que abre esta exposición, Mercedes Larreta comparte su propia visión del mundo. Cautivada por el vértigo de las secuencias circulares que rápidas se suceden sin principio y sin final, la artista se deja llevar. Pinta sus espirales descendentes o ascendentes y le agrega, de este modo, una nueva dimensión al universo que contemplamos. El arte le regala al espectador la esencia y también detalles de una realidad que podría pasar inadvertida frente a sus ojos. Si bien la ejecución de los remolinos pertenece al pasado, las sensaciones que transmiten estas pinturas se corresponden con situaciones suspendidas en el tiempo, asimilables a la realidad del presente. La vitalidad de la pincelada torna visible la energía y la fortaleza que, con su gesto seguro y un lenguaje elocuente, derrocha la artista. Acaso, sin proponérselo, replica el estado de agitación social y política que nos rodea. Y así, lo lejano se ha tornado cercano: el torbellino está acá.
Entretanto, los temas más frecuentes en las obras de Mercedes Larreta remiten a la vida cotidiana y no poseen más jerarquía que el afecto por las personas, los desnudos, paisajes y animales. Y el aprecio por unos árboles que la furia del viento patagónico impidió que el tronco se irguiera y los mantiene casi paralelos al suelo. Las imágenes fantasmales de dos zorros blanquecinos en medio de un territorio también blanco, grisáceo como la tiza, plantean problemas ambientales. Cuestiones basadas en la experiencia, surgen al ver la naturaleza invadida y se pliegan al arte, pero desprendidas de cualquier discurso retórico. El artista es un gran observador. Allí están dos ejemplares que aparecen más imaginarios que reales, como si fueran los últimos sobrevivientes de su especie. El hombre ha ocupado los bosques, el hábitat natural de varios animales ha sido conquistado por las viviendas que se expanden por los alrededores de las megalópolis. Y los zorros, como apariciones, deambulan extraviados en busca de un antiguo espacio perdido, el de su origen. Las oscilaciones de Larreta entre la figuración y la abstracción, hablan de la libertad de un lenguaje sin límites, aunque respetuoso de la sensibilidad y la precisión del color y las formas. El papel resulta un soporte particularmente fértil para explorar cómo se constituye la propia imagen, y cómo repercute en las líneas la propia identidad. “Sin reglas. Así nace el arte y se producen los avances. Ir en contra de las reglas o ignorarlas. De eso se trata la invención”, decía la influyente pintora Helen Frankenthaler. Finalmente, la muestra es un viaje. Frente a la condición más realista de las pinturas, los pequeños dibujos abstractos se multiplican como los pasos de un explorador que trata de encontrar el rumbo en un territorio obscuro. Donde reina la noche.
Ana Martínez Quijano

Última fecha

vie

15

marzo

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