El baño inmundo de un colegio y sus paredes habladas, parecieran ser como un búnker, aislado de todo; un refugio donde cuatro jóvenes se descubren como parte de una trama de la que quieren escapar: sin saber muy bien qué dicen, repiten palabras que no les pertenecen en una sucesión de escenas obligadas, ineludibles, por las que deben pasar.

La única forma de poder vivir la adolescencia parece ser esa: actuando. Ante la imposibilidad de encontrar lo propio en lo ajeno, la solución para conocerse es ratearse, huir del lenguaje instituido, y postular otro posible con el que atravesar la adolescencia.

Palabras del autor/director:

Toda obra nace de un matiz inexpresable, una sensación inefable que deviene en una forma que intenta dar cuenta de aquello que no se puede nombrar. En mi caso, ese matiz es bien personal: mientras cursaba mi último año de secundaria -esa etapa de discursos pre armados y rituales absurdos-, tuve la oportunidad de trabajar como actor en una tira prime time televisiva. El destino que el realismo le depara a todo actor adolescente es tautológico: representarse a sí mismo, representar -como en un espejo roto- lo que uno mismo se supone que representa, aunque eso no tenga nada que ver con uno. El primer síntoma siempre es el lenguaje: lo que, para los guionistas y productores es el cómo hablan los jóvenes. Repitiendo las palabras que un guionista había escrito en su oficina intentando que parezcan lo que supone que deberían ser las mías, me encontré frente a la revelación: desenterrando fragmentos de esos discursos artificiales no ya en la ficción, sino en mi vida. El reconocerse uno como personaje, como una construcción arbitraria y oportunista. La sensación inefable de sentirse repetido, como una figurita. La necesidad de tener que actuar la adolescencia para poder vivirla, una etapa sufrida que nos prepara para actuar la vida.

El artificio de un lenguaje fabricado para transitar la adolescencia es nuestro objeto de estudio; la operación a realizar es concreta: tomar el lenguaje coloquial como terreno de reflexión, de convenciones absurdas, con el objetivo de acercarse a una forma propia. No se trata, en nuestro caso, de un trabajo de desgrabación, sino de un lenguaje imaginado: la postulación de otro lenguaje posible con el que atravesar la adolescencia y la necesidad de preservarlo.

Producida con el apoyo de Mecenazgo y Fundación SAGAI

Quiénes

Actores: Juan Cottet, Miranda DI Lorenzo, Patricio Felix Penna, Violeta Postolski // Dirección: Valentino Grizutti // Escenografía: Tomás González , Ilustraciones: Violeta Postolski , Diseño de escenografía: Santiago Badillo // Iluminación: Ricardo Sica // Vestuario: Marisol Castañeda // Libro: Valentino Grizutti // Producción: Miranda Di Lorenzo, Valentino Grizutti // Voz en off: Mariano Sayavedra //

Última fecha

vie

23

febrero

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