¿Quién no ha sentido ese calorcito en el bolsillo donde se guarda el celular? Cofre de plástico y metal repleto de tesoros para el ojo, y para el dedo.

En este mundo digital, no de binarismos de ceros y unos, sino de falanges que se deslizan sobre la superficie pulida, el historial que se borra y se reescribe es el que deja nuestras huellas dactilares engrasadas. Del otro lado de esta cueva de las manos 2.0, visiones de un mundo popular, brillante e inmediato caen hacia arriba o abajo, hacia la derecha o la izquierda. La pintura, y su manera de circulación a contrapelo, aguarda y se convierte en una oda a lo estático, y a su homofonía: lo extático.

De jardines eléctricos, a aquadances cósmicos, las figuras de Mariana Luz Torrecillas se mueven en tanga, apostando al romance y a la hibridez. Sirenes bailan trap, codeándose con agentes de un establishment difuso, que oscila entre el juego y la censura, el desafío y el castigo. Lagartas que quieren venganza contra los ladrones del buen gusto; avatares multidimensionales que casualmente se encuentran en la esquina de algún lugar.

En los autorretratos de Chozy gigantes calzados desfilan y marchan por su identidad, escoltados por criaturas que nos acompañan desde que tenemos cartucheras, guardapolvos y cuadernos de comunicaciones. Estas pequeñas existencias están ahí, y son testigos de los cambios que van sucediendo en nuestros cuerpos. Dibujos animados que dan ánimo.

Viajando en colectivo de madrugada, o en noches de insomnio con aroma a pachuli, frente a una biblioteca de libros sobre la cultura helenística, una pequeña luz ilumina el rostro de Liwski. Digitalia podría ser el nombre del mundo que va construyendo a través de una app con sus dedos. Como conejitos, los íconos se reproducen y se copian sin fin, hasta erosionar los fundamentos epistemológicos de los estudios iconográficos.

En un ambiente polvoriento, de sombras proyectadas, de humo de grafitos y aerosoles, las figuras de Agustín de la Torre nos sugieren un estado emocional. Figuras alternativas que se saben vistas y que se quieren mostrar, usando y a la vez rebelándose contra la fuerza homogeneizante de los sistemas de captura y representación de imagen de los dispositivos contemporáneos.

Navegando en las aristas de lo cultural las criaturas del fondo del océano nos seducen y nos quieren convencer de que todo horizonte es virtual. Tiramos la moneda hace tiempo, pero la pintura sigue girando en el aire, mostrándonos a veces un lado, a veces otro. ¿Y si no cae?

Ramiro Oller

Quiénes

Artistas: Mariana Luz Torrecillas, Chozy, Agustín de la Torre, Azul Liwski, J. Castellano //

Última fecha

dom

26

febrero / 2023

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